La televisión está muriendo rápidamente y la salida de En Familia con Chabelo puede ser el síntoma más visible de ello. ¿La razón? Internet.
Se trata, sin duda, de una aseveración fuerte, pero como parte de la generación millenial creo entender –por lo menos de forma somera– el cambio trepidante que está experimentado la industria de los medios de comunicación. Trato de pensarlo y pregunto, ¿qué sentido tiene hoy para un niño de entre 6 y 10 años (el público objetivo del programa de Chabelo) despertar el domingo a las 7 de la mañana para ver un programa de concursos dirigido por un señor de 80 años actuando como niño, si puede abrir YouTube y encontrar prácticamente cualquier tipo de contenido? ¿O por qué someterse a la programación de un canal que no ha modernizado su oferta de contenidos si se puede, por ejemplo, entrar a Netflix y un documental sobre Keith Richards o Nina Simone junto a la caricatura de Peppa Pig.
Cito el desempeño de la última superproducción de Televisa, Big Brother, programa que a su vez es un refrito de una exitosa producción ¡de hace 13 años! De acuerdo con datos de la analítica HR Media, el programa debut de la nueva edición de Big Brother tuvo una audiencia de 3.6 millones de televidentes. Nada mal, sin duda, pero lejos de los números de, por ejemplo, el youtuber Hola soy Germán, que promedia 15 millones de visitas por video, o de la reina de belleza Yuya, que con un público totalmente segmentado alcanza 1 millón de visitas promedio por video.
Tanto Televisa y TV Azteca, las dos televisoras más importantes del país, han dado señales de que su audiencia está cayendo a pasos acelerados. El último reporte financiero de Televisa indica que sus ganancias bajaron 39.9% debido a caídas en las ventas por publicidad –cuyo éxito depende del rating– de 16.4 por ciento. La situación de TV Azteca no es diferente. Y en Estados Unidos, donde la oferta televisiva es mucho más plural, la situación es prácticamente la misma. En cambio, Netflix dice que sus suscriptores pasan en promedio dos horas al día reproduciendo series y películas, mientras que Google dice que pasamos en promedio 40 minutos en YouTube desde el celular.
Claro, un cambio tan importante en la distribución del consumo de medios no puede explicarse de forma tan simplista, pero no tengo la menor duda de que la caída en el rating de las televisoras, que de una u otra forma explica la salida del aire de En Familia con Chabelo, está ligado a la oferta de internet, que cada vez se vuelve más accesible y común, al menos entre las comunidades urbanas.
Nací en 1988 así que sí, fui una de las cuatro generaciones que creció viendo a Chabelo y por ello su salida del aire me resulta anecdótica. Pero Chabelo hablaba a otra generación, incluso sus memes hacen burla sobre su temporalidad. Chabelo no habla a los niños de 6 años de hoy, ellos están hablando con sus celulares y tabletas.
