Sería difícil imaginar el activismo en línea sin herramientas como Twitter o Change.org. Aunque Twitter es empleada para diversas actividades, Change.org fue concebida como una plataforma que impulsara peticiones de cambio enviadas por organizaciones o particulares y que, según su consejero delegado Ben Rattray, tienen una tasa de efectividad de una campaña exitosa por hora, aval suficiente para que inversores de la talla de Bill Gates, fundador de Microsoft, y Arianna Huffington, dueña del The Huffington Post le financiaran $25 millones de dólares.
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Si bien Change.org no es nueva en internet, la plataforma ha registrado un rápido crecimiento en los últimos años. Tan sólo en 2014 elevó su número de usuarios activos a 80 millones, cifra que rozaba los 50 millones a inicios de 2013. Además, pocas compañías pueden presumir las simpatías que despierta Change.org, que entre sus inversionistas presume lo mismo al actor Ashton Kutcher, que al magnate de Silicon Valley Joe Lonsdale, justo el tipo de personajes que la plataforma requiere para volverse más vistosa.
La más reciente ronda de financiamiento permitirá a Change.org ampliar sus horizontes. De acuerdo con su presidenta, Jennifer Dulski, los fondos permitirán ampliar su influencia política a través de "tomadores de decisiones" más efectivos, pero también servirán para mejorar su plataforma móvil, y para expandirse a más países. “Nuestra meta es volver más sencillo que la gente tome acción inmediata… para después trabajar con la gente y políticos que los afectan,” señaló Dulski.
Hasta ahora, Change.org subsiste de los patrocinios recibidos a través del impulso de campañas lanzadas por organizaciones no gubernamentales de gran tamaño como Aministía Internacional y Humane Society. Tras la nueva ronda de financiamiento, la compañía ha recaudado un total de $42 millones de dólares.