Visualmente, Drakengard 3 es un juego muy violento, pero al mismo tiempo, elegante. La historia del título es narrada a través de pequeños cortos de ánime que, si eres fanático de este tipo de animación, encontrarás atractivos. Justamente, el aspecto visual es lo que hace de Drakengard 3 un juego distinto a los que actualmente están disponibles en el mercado.

Por otra parte, los personajes de Drakengard 3 abonan al atractivo visual del título. Cada uno sobresale respecto del otro, mientras que los escenarios en los que se disputan las batallas son también fascinantes. Sin embargo, con frecuencia la cantidad de cuadros por segundo desplegada por el juego disminuye, lo que genera que en ocasiones, Drakengard 3 se sienta como un juego mal optimizado para el hardware del PlayStation 3.

Dragón pura sangre

Cabe señalar que aunque Drakengard 3 narra los hechos ocurridos antes de los primeros dos títulos de la serie, no hace falta jugarlos para entender la trama de Drakengard 3, pues un breve prólogo del título explica que Zero —protagonista del título— busca asesinar a sus hermanas tras un intento fallido que costó la vida de su dragón y la pérdida de uno de sus brazos. El mismo evento sirve para presentar a los jugadores los controles y mecánicas del título.

Y es justo en su mecánica de combate donde reside el otro atractivo de Drakengard 3. Su sistema de combate —similar al de la serie Dynasty Warriors— puede ser tan profundo como amigable. Zero puede bloquear ataques, brincar y embestir en tierra o aire, además, la versátil protagonista es capaz de utilizar ataques devastadores al llenar una barra de resistencia —que se agota al bloquear ataques—; esta combinación ofrece un interesante sistema de recompensas basado en la estrategia de combate que persigas.

Adicionalmente, Zero puede utilizar diversas armas como espadas y lanzas, lo cual añade al juego cierto toque de juego de rol, pues a través de la recolección de diversas armas e ítems podrás fabricar herramientas más poderosas que a su vez permiten ataques más impresionantes. Dado que Drakengard 3 funciona como un juego de acción, la inclusión de un variado sistema de combos y ataques da al título valor agregado.

Mención aparte merece Mikhail, el dragón compañero de Zero. Mikhail funciona como un adecuado compañero de batalla y no como un burdo agregado, pues es capaz de atacar a los enemigos de Zero, o bien, puede funcionar como un transporte para navegar sobre los amplios escenarios del títuo. Eso sí, hay que señalar que los mundos de Drakengard 3, aunque amplios, no son escenarios abiertos; el título está estructurado por misiones divididas en interludios que sirven para preparar el equipo que emplearás en tu próxima batalla.

Bien japonés

Drakengard 3 no es un juego sencillo, pero tampoco uno imposible de dominar. Claro, como casi todos los juegos desarrollados en Japón, la curva de aprendizaje podría sentirse ligeramente inclinada, sin embargo, nunca nos sentimos abrumados; por otra parte, si completar alguna misión presenta demasiadas complicaciones, basta repetir tareas pasadas para mejorar el rendimiento de Zero y su equipo para salir adelante. Además, Drakengard 3 ofrece mucho por hacer; terminamos la campaña en aproximadamente 40 horas, pero calculamos que obtener todo lo que ofrece el título tomará hasta 100 horas.

En conclusión, Drakengard 3 es un título con aroma muy japonés: es extraño para los estándares de los juegos occidentales, y eventualmente su humor —que bromea con la menstruación de su protagonista y hasta con orines de dragón— podría generar incomodidad, pero al evaluarse como un juego de acción, el título hace lo propio para destacar. Drakengard 3 no va a cambiar tu vida, pero sí te divertirá, sobre todo si disfrutas series como Devil May Cry o Dynasty Warrior.