A decir verdad, la última vez que jugué Mario Party fue en la preparatoria. Creo que fue Mario Party 7, en GameCube. Alejandra Ramos y Carlos Peña, mis compañeros que colaboraron en la elaboración de esta reseña, de plano confesaron que el último Mario Party que jugaron fue el juego debut, lanzado en 1998 para Nintendo 64. Ni Alejandra ni Carlos ni yo solemos jugar Mario Party con regularidad y aun así nos divertimos. Lo hicimos porque Mario Party 10, el juego que marca el debut de la serie en Wii U, es entretenido y simple, tanto que me atrevo a decir que una persona sin gran contacto con los juegos de video lo podría funcionar.

Fiesta de Amiibos y Enemiibos

Pienso que gran parte del atractivo de Mario Party 10 está en cómo adapta la fórmula que desde 1998 Nintendo emplea para tener a varios jugadores –Mario Party 10 permite que hasta cinco personas jueguen al mismo tiempo–. Vaya, uno de los nuevos modos de juego, Fiesta de Bowser, renueva la fórmula poniendo a uno de los jugadores al control de Bowser. Y como Bowser es el equivalente de Nintendo de un villano –a mi Bowser me parece increíblemente cool– el jugador que lo controla se dedicará a fastidiar a los otros jugadores. Los demás, por su parte, deberán tratar de llegar al final del tablero con vida, que en Mario Party 10 equivale a las estrellas que ganas en el juego. Las estrellas, adivinaste, se obtienen al ganar –y en varios casos, sobrevivir– los minijuegos controlados por Bowser. Es, en pocas palabras, una lucha de carácter lúdico por evitar que el de a lado te fastidie. Y es entretenido.

Ve fíjamente la cara de Donkey Kong. Es la misma cara que pondrás al jugar Mario Party 10.

Fuera del modo Fiesta Bowser, Mario Party 10 incluye un nuevo modo que involucra a las figuras Amiibo. Independientemente de que para jugar este modo debes colocar a las figuras encima del Gamepad –el juego permite utilizar hasta cuatro figuras a la vez–, Fiesta Amiibo no varía mucho de la fórmula tradicional. Habrá que completar un tablero plagado de minijuegos y recolectar la mayor cantidad de estrellas posibles antes de llegar al final del tablero. Lástima que el modo Fiesta Amiibo esté limitado por conflictos de interfaz que me hicieron pensar en más de una ocasión si de verdad valía la pena jugar el modo, y es que cada que hay que tomar una decisión hay que colocar la figura encima del Gamepad. Las primeras veces es entretenido ver cómo la figura se “transporta” al videojuego. Después de 15 veces de ver la misma animación, Fiesta Amiibo se vuelve como el 70 aniversario de mi tía.

Lástima que el llamativo modo Fiesta Amiibo exiga colocar las figuras una y otra vez sobre el gamepad.

Risas y envidias

Afortunadamente el corazón de Mario Party 10, los minijuegos, continúan tan entretenidos como siempre. Competir con amigos en retos tan absurdos como escalar una torre presionando dos botones de forma rítmica, o esconderse del maso de Bowser, provoca risas y envidias entre los jugadores, y eso es algo que sigo valorando en un juego de video.

Este minijuego es como Mario Kart 8 en Mario Party 10, es decir, como Navidad en primavera.