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Kirby and the Rainbow Curse

por: Allan Vélez Allan Vélez

8.6 Muy bueno
precio aproximado: $799
  • Niveles llenos de creatividad
  • Gráficos excepcionales
  • Mucha rejugabiliidad
  • Las transformaciones no ocurren con mucha frecuencia
  • Es una pena que los gráficos solo se aprecien en la televisión y no en el Gamepad

Entre Parentesis

Kirby and the Rainbow Curse es uno de los juegos más ingeniosos que hemos visto en los últimos meses. Sus niveles son de una hechura tan elaborada que resultan divertidos, aun cuando utilizan la misma mecánica una y otra vez… trazar líneas con una stylus sobre la pantalla del Gamepad.

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Kirby and the Rainbow Curse es uno de los juegos más creativos que he jugado este año. El enunciado no podría tener mucho sentido, pues 2015 apenas lleva dos meses; igual, tengo la seguridad de que la nueva obra de Hal Laboratory permanecerá bajo ese título a lo largo del año. ¿La razón? Su estupendo y variado diseño de niveles y personajes.

 

La diversión viene en color rosa

Kirby and the Rainbow Curse es una secuela de Kirby: Canvas Curse, un videojuego lanzado para el Nintendo DS en 2005. La base de ambos títulos es crear líneas que servirán para dirigir a Kirby por el escenario. La idea resulta bastante atractiva –y única si se compara con juegos para otras plataformas– pues abre un extenso abanico de posibilidades de juego. Probé Kirby: Canvas Curse en DS en 2005 y no sentí el mismo nivel de atracción que siento hacia Rainbow Curse, quizá porque la amplitud de la pantalla del Gamepad permitió a Hal Laboratory ser más experimentativo con los niveles. Sin excepción, cada uno de los niveles de Rainbow Curse es una experiencia sumamente divertida que, en ocasiones, te demandará utilizar tu ingenio para encontrar la solución a los acertijos, o bien, para recolectar cada una de las estrellas y cofres escondidos a lo largo de los niveles.

 

 

También pienso que Kirby and the Rainbow Curse no sería un juego tan llamativo sin sus gráficos peculiares. Todo el juego tiene un aspecto plastilinizado. Si Kirby es un personaje tierno per se, Rainbow Curse lo vuelve tan llamativo como las viejas “caricaturas” que mostraban personajes hechos de plastilina, como Pingu o Mr. Bogus. Es una lástima que por sus controles todo el tiempo se esté mirando hacia la pantalla del Gamepad, que exhibe gráficos en 480p, cuando al voltear al televisor el juego luce en estupendo Full HD. No es una trivialidad, basta voltear hacia el televisor para notar que los gráficos de Rainbow Curse son sumamente atractivos.

 

La música también juega un papel fundamental en el juego. Dado que el Gamepad del Wii U cuenta con una bocina integrada, pude apreciar cada melodía de Rainbow Curse a detalle. En todo momento la música del juego se siente como un estupendo acompañamiento de los niveles, fomentando la exaltación cuando el nivel lo requiere, o la pasividad y, debo decirlo, las risas.

 

Aunque Kirby and the Rainbow Curse fue un juego que cuando terminé me invitó a volverlo a jugar para obtener todos los elementos escondidos de cada nivel, el juego también cuenta con diversos modos de juego que dan mucha rejugabilidad al título. Los añadidos no difieren mucho de las mecánicas que ofrece la campaña del juego, y se limitan a retos de destreza que deben completarse en un lapso de tiempo corto. No son muchos, pero todos son bastante entretenidos. Y para quienes tengan la paciencia de encontrar todos y cada uno de los elementos escondidos en el juego, el juego ofrece un extenso catálogo de figuras –también hechas en plastilina– que podrían incentivar a algunos jugadores a invertir más tiempo en el juego. No son precisamente la clase de detalles que agradezco –hubiera preferido más niveles de juego–, pero seguro habrá quien los valorará.

 

Rosa refinado

Kirby and the Rainbow Curse es un juego que se ve bonito, se escucha bien y se juega mejor. También es uno que demanda observación e ingenio. No puedo más que aplaudir la decisión de Nintendo por incluir tutoriales que se reserven a un señalamiento de “traza aquí” o “toca aquí” sin requerir un cuadro de diálogo. ¿Cuándo fue la última vez que te sentiste interrumpido por un tutorial que te explicaba cómo ejecutar una acción? Apenas jugué The Order: 1886, un juego que constantemente te dice qué hacer de forma intrusiva. Kirby and the Rainbow Curse es brillante pues en una pantalla de 25 cm de largo por 14 cm de ancho te explica de forma clara qué hacer sin estorbar la pantalla. Cada uno de los niveles tiene un diseño minuciosamente revisado que intuye al jugador qué es lo que se debe de hacer. Y cuando el juego determina que no entendiste la mecánica –me ocurrió en contadas ocasiones– el juego te da una pista intuitivísima. Y no sólo son intuitivas… también son divertidas.

 

 

Hay otro aspecto que me parece muy atractivo en Kirby and the Rainbow Curse. Muy a tono con la forma de hacer videojuegos de plataformas, los primeros niveles de Rainbow Curse funcionan como una introducción a las mecánicas de juego. Unos niveles adelante el juego se torna interesante, pues introduce elementos que modifican de una u otra forma la estructura en la que se juegan los niveles. Algunos, por ejemplo, juegan con la altura, de modo que te pedirán explorar las partes más altas del nivel para encontrar la puerta que da acceso a una nueva sección; más adelante otros inyectarán presión adicional pues la pantalla avanza constantemente –como en Super Mario Bros. 3–. De manera constante, Rainbow Curse refresca sus mecánicas de juego de modo que cada nivel se siente familiar, pero diferente.

 

Y luego vienen las transformaciones. Cuando recibí el juego miré al reverso de la caja y me encontré con un recuadro que hablaba de “Kirby Tank”, “Kirby Rocket” y “Kirby Submarine”. Luego del inevitable awww que me provocó, pensé en cómo estas transformaciones modificarían el esquema de juego. Tuve una ligera decepción con las transformaciones, y no porque afecten la calidad del juego, sino porque Hal Laboratory las explota a cuentagotas en el juego. Apenas un escenario de cada nivel utiliza las transformaciones. Puede que suene burdo, pero las transformaciones de Rainbow Curse “me dejaron con ganas”.

 

 

Fuera del sabor agridulce que me dejó el aspecto más divertido de Kirby and the Rainbow Curse, la mayor parte del tiempo me la pasé sonriendo. El aspecto colorido de los niveles del juego, así como sus refinados niveles y divertidas mecánicas de juego cautivaron mi atención como hace tiempo no lo hacía un videojuego de plataformas, y recientemente jugué algunos buenos, como Rayman Legends y Super Mario 3D Land. Bueno, no tan reciente.

 

Rosando la gloria

Kirby and the Rainbow Curse es uno de los juegos más ingeniosos que he visto en los últimos meses. Sus niveles son de una hechura tan elaborada que resultan divertidos, aun cuando utilizan la misma mecánica una y otra vez… trazar líneas con una stylus sobre la pantalla del Gamepad. No tengo la menor duda de que quienes disfruten de los videojuegos de plataforma encontrarán en Rainbow Curse un paquete extenso de entretenimiento. Aunque el juego tiene algunos detalles, puedo pensar que podrían derivar de una observación muy meticulosa, incluso cuando mi mayor queja con el juego haya sido que me dejó con ganas de más niveles que emplearan las transformaciones. Pienso que quienes disfruten del género de plataformas disfrutarán muchísimo Kirby and the Rainbow Curse.

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