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Especial: Estudiar en los 80 vs estudiar en la era digital


Sin internet, sin computadoras, sin celulares, sin Wikipedia y escribiendo tareas a mano ¿Cómo es posible que nos hayamos graduado en los 80?

por: Carla L. G. Hurtado Carla L. G. Hurtado

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¿Cuánto tiempo te lleva hacer la tarea? Calculemos un tiempo aproximado. Primero debes de encontrar el tema por internet (dígase, Wikipedia, Monografías y/o Rincón del vago), después copiar y pegar todo lo que encontraste en un documento de word. Sumemos algunos minutos más si eres de los alumnos que se toman la molestia de borrar los hipervínculos, poner una tipografía pareja en todas las hojas y cambiar todo a color negro. 

 

Ahora vas a Google, buscas algunas imágenes relacionadas, las insertas, acomodas el texto y listo. Directo a la impresora.

¿Cuánto tiempo te llevó? ¿Diez, quince minutos? Vaya, qué fácil. Aún así no entiendo por qué a algunos les va tan mal en la escuela. En fin, ese no es el tema. 

Con tanta tecnología al alcance de nuestras manos, hacer la tarea no te lleva más de dos horas –en un día sencillo- Seguro habrá otro tipo de trabajos que consuman gran parte de tu día o semana, pero aún así el tiempo que te lleva hacer tus deberes escolares es una broma en comparación con el tiempo que se requería allá por los lejanos años ochenta. 

 

Empecemos por comparar cómo se buscaba en los años 80 la información con los métodos de ahora. 

 

Un estudiante promedio debía ir a una biblioteca para rentar una enciclopedia, diccionario o libro especializado para realizar su tarea. Si no tenía una biblioteca cercana se podía considerar muy afortunado si sus padres contaban con una enciclopedia. ¿Cómo olvidar la enorme enciclopedia por tomos de Reader's Digest? 

Como puedes adivinar, buscar un simple tema podía llevarte todo el día tomando el cuenta el traslado de tu casa (o escuela) a la biblioteca, hemeroteca y otras “tecas”. A eso súmale el tiempo invertido en buscar el libro en el lugar y luego buscar el tema en el índice. Algunos trabajos podían requerir más de un libro u horas enteras de lectura antes de poder comenzar a escribir.

 

Ahora que tocamos el tema de escribir, algunos profesores pesados exigían que la tarea fuera entregada escrita a mano, cuestión que involucraba varios factores para obtener una buena nota y el que más valor tenía era, por supuesto, el de la mejor caligrafía. Si el profesor llegaba a presentar problemas para leer tus patitas de araña podías tener por seguro que varios puntos serían restados de tu calificación. Sin duda era la mejor manera para aprender ortografía: con base en la prueba y el error, porque obviamente el profesor restaba más puntos por cada falta. Por otro lado, maestros más “modernos” pedían que la tarea fuera hecha con máquina de escribir. 

En ese entonces escribir a máquina era considerado un arte. En las secundarias se daban talleres de taquimecanógrafa para aprender a escribir a máquina a una velocidad aceptable, usando todos los dedos de las dos manos y lo que era más importante, sin voltear a ver las teclas.

 

En otras palabras: ponías a tu mamá o tu hermana mayor a escribir tu tarea porque tú te llevarías horas escribiendo con los dedos indice. Y ni qué decir de cuando se cometía un error. En la mayoría de los casos se tenía que empezar desde cero porque el profesor te quitaba puntos por las “moscas” en el papel o por la mancha de corrector. ¡Qué cambio el de ahora! Es una gran ventaja escribir a computadora, tus escritos siempre se verán perfectos (a menos que seas tan descuidado que ni siquieras te tomes la molestia de pasarle el corrector ortográfico, que también detecta dedazos). 

Muchos no saben cuán agradecidos deben de estar de poder comunicarse con sus profesores después de clase, ya sea por un Mail, Facebook, etc. Antes era algo muy poco común que algún profesor diera algún número de contacto; en todo caso lo único que podía dar como medio de comunicación era un número de fax. ¿Sabes lo que es un fax? Un medio de comunicación que, al parecer, quedó en el olvido. Era como llamar por teléfono para transmitir un mensaje en papel. Sí, suena mágico e imposible, pero aún existe. 

Ahora, quizás esta actividad todavía te tocó. Los profesores revisaban los apuntes en los cuadernos para echarle un ojo a tu ortografía o para calificar la tarea. Las tareas solían entregarse en los mismos cuadernos o en hojas blancas. Hoy en día basta con mandar un mail o entregar una USB. Eso no era posible en los años ochenta. En los años 90 empezaron a circular por las papelerías unas cosas planas, cuadradas llamadas disquetes de 3 y media. ¿Los recuerdas? Eran dispositivos de almacenamiento de poco más de 1MB. ¡1MB! (o hasta 3MB, que sigue siendo casi nada) y créeme cuando te digo que te cabían todas las tareas de un parcial.

 

Cuando las USB salieron al mercado eran muy caras. Las primeras tenían una capacidad máxima de 526MB y costaban alrededor de dos mil o tres mil pesos y ni qué decir de su tamaño. Eran grandes y estaba muy de moda traerlas colgando del cuello. 

Ahora es muy fácil ir a la escuela con tu laptop y tomar todos tus apuntes en ella, o una tablet cuando antes tenías que llevar (por obligación) un cuaderno por materia –con su correspondiente forro de papel lustre y plástico. En un mal día te podía tocar llevar hasta cinco cuadernos y sus respectivos libros de texto. Ahora, si el maestro está actualizado o es fanático de la tecnología, te termite tomar apuntes en tu laptop y te manda el libro en formato PDF. 

 

Si bien ya hay muchas facilidades para ser un estudiante de 10, hay muchos profesores que son “chapados a la antigua” y aún piden la tarea hecha a mano (seguramente para hacerte enojar… o trabajar de verdad). Hacer la tarea a mano garantiza un par de cosas al profesor: que no vas a cometer vil “copy/ paste” y que lo que escribas se quedará en tu cabeza porque serás forzado a leer lo que tienes que escribir. Rudimentario, sí, anticuado, quizás, pero de que se queda en tu mente, se queda. 

Hay muchas ventajas y desventajas de la tecnología. La mayor desventaja es que estamos permitiendo que nos haga todo sin detenernos a hacer el mínimo esfuerzo. Debemos recordar que la tecnología llegó para facilitarnos las cosas, no para hacer todo por nosotros. 

 

Por esta razón muchos maestros parecen ser “estrictos” e inflexibles con respecto al uso de la tecnología en el salón de clases, porque nos distrae y gastamos la clase ignorando al catedrático mientras enviamos solicitudes de Candy Crush o Texas Holdem por Facebook a nuestro compañero de al lado o, en el peor de los casos, insultándolo y denigrando su trabajo por Twitter. Esos son los malos usos de la tecnología.

 

Una forma de aprovechar de buena manera la tecnología es haciendo una buena búsqueda en internet para desarrollar a fondo un tema -comparando información, añadiendo distintas fuentes y no sólo copiando lo encontrando en un solo sitio-, leer todos los artículos de fuentes fiables (no la tarea de alguien más), redactar con nuestras propias palabras (evitar a toda costa copiar y pegar) y de vez en cuando no conformarnos con los resultados de una búsqueda por Internet, sino complementarlo con otras fuentes -personas, libros físicos, periódicos-. Escribirlo por nuestra cuenta garantizará que el tema se guarde en nuestra cabeza y ese será el mejor "acordeón" que podemos tener a la mano durante el examen. 

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