Cuando comenzaron a utilizarse redes electromagnéticas con propósitos de comunicación se empezó a cuestionar el efecto que podrían tener en el cuerpo de los seres humanos, y desde los años 70s diversos estudios han advertido del daño de las ondas que emiten las redes celulares.
El tema dio para miles de investigaciones alrededor del mundo hasta el punto de popularizar el mito de que el uso excesivo del celular podía causar cáncer, especialmente los de baja frecuencia. Sin embargo, dentro de ese enorme universo de investigaciones también existen científicos que sostienen que los campos magnéticos creados por los teléfonos y otros equipos electrónicos no han demostrado ser perjudiciales para las células del cuerpo.
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El Instituto de Biotecnología de Manchester ha reabierto nuevamente el caso y en un artículo recientemente publicado en la revista Royal Society Interface y retomado por ABC Salud, señalan que los campos magnéticos débiles no tienen efecto en las proteínas humanas básicas, al menos no lo suficientemente significativas para alterar el organismo.
Estos campos magnéticos son denominados wmfs, y de hecho sí tienen un efecto en una proteína del cuerpo llamada flavoproteína, la cual se utiliza en procesos vitales del sistema nervioso como la reparación del ADN y el reloj biológico. Cuando se altera su funcionamiento entonces sí se manifiesta en un cuadro negativo de salud; sin embargo, los wmfs no representan un riesgo para las mismas.
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Lo anterior debe ser tomado como una aportación más al campo de la ciencia al igual que deben ser considerados los que sí culpan a las ondas electromagnéticas, pues Alex Jones, coautor principal del artículo, reconoció que aún hay algunos casos de relaciones de leucemia infantil con exposición a campos magnéticos que requieren mayor investigación para entender los mecanismos bajo los cuales se presentó la enfermedad y así deslindar 100% el vínculo directo.
Por ahora lo más destacado del artículo es que sentencian que las líneas de alta tensión, los teléfonos móviles y otros gadgets similares son absolutamente seguros para los humanos.