Durante noviembre y diciembre de 2016 se registraron temperaturas excepcionalmente templadas en el Ártico. Estas variaciones están ligadas a la actividad humana y el cambio climático, y han derivado en niveles mínimos de hielo en la región.
Estos cambios tienen una variedad de impactos. Entre ellos están modificaciones a los patrones migratorios de mamíferos marinos, la mortalidad de los renos y afectaciones a los hábitats de los osos polares.
Asimismo, estos cambios podrían tener influencia en los cambios climatológicos en Norteamérica y Europa. Diversos científicos estudian si existe una relación entre el cambio climático inducido por el hombre y el deshielo del Ártico.