Sin importar la generación a la que pertenezcas, si eres usuario activo de alguna red social, seguramente has leído o escuchado el término “trol”. Su uso no es aleatorio, es aplicado al individuo que solo se dedica a molestar a otros, ya sea a través de mensajes, imágenes o videos ofensivos.
Sus intenciones son diversas: puede que su cometido sea iniciar una discusión entre los usuarios de una red social, hostigar a una persona en específico con comentarios de odio, propagar spam o echarte a perder el final de una película o serie, solo por el gusto de hacerte enojar.
En otras palabras, su objetivo es atacar, de una u otra manera, con el escudo del anonimato, de ahí que la mayoría de los perfiles de los trolles no muestre información ni fotografías de gente real, y si revisas su historial, encontrarás que se dedican a hacer lo mismo a diferentes personas.
Criaturas detestables desde tiempos mitológicos
El término trol –con una sola “l”, como lo acepta la Real Academia Española– no dista mucho del troll que aparece en la mitología escandinava, un ser extraño que vive en lugares tenebrosos, llenos de sombras. Su aspecto ha sido retratado de formas distintas en libros, películas y pinturas, pero todas coinciden al mostrar a criaturas desagradables.
No se tiene certeza si el significado de la palabra troll hacía referencia a algo sobrenatural, mágico, maligno o peligroso, o simplemente era para referirse a una persona que se comportaba violentamente. Cualquiera que sea el verdadero, encaja perfecto con el comportamiento de los troles de Internet.
El punto débil del escandinavo era la luz y, en cierto modo, también lo es para los troles de las redes sociales, que han encontrado en el anonimato la forma perfecta de atacar sin tener que mostrarse a sí mismos. Es como si sus dispositivos con capacidad de conectarse a Internet les permitiera actuar desde cualquier penumbra en la red.
También se le adjudicaban propiedades de regeneración, razón por la cual atacaban sin miedo a cualquier rival independientemente de su tamaño. Este comportamiento también puede verse en los troles de YouTube, Twitter y Facebook, que generalmente poseen más de una cuenta para atacar. Eso significa que aunque les cierren perfiles, vuelven de una u otra forma.
Es fácil reconocer el comentario de un trol frente a una crítica, debido a los pocos argumentos que respaldan su postura, la mala ortografía y la escasez de lenguaje. Aquí otra de las características del mitológico: inteligencia escasa. En otras palabras, no hay manera en que puedas argumentar con un trol, simplemente no razonan.
¿Cómo deshacerte de un trol?
Aunque parezca que hablamos de personajes sacados de una historia de ciencia ficción, los troles sí parecen alimentarse de las emociones de sus víctimas, así que la mejor manera de combatirlos se logra en tres simples pasos: ignorar, reportar y bloquear.
En ocasiones parece difícil hacerles frente, dado que hay grupos en diferentes redes sociales que se organizan exclusivamente para acosar a otras personas, con lo que un caso de hostigamiento aislado, se puede convertir en un problema de cyberbullying, con consecuencias psicológicas en algunos usuarios.
De aquí viene la importancia de conocer la naturaleza de estas personas que actúan por encima de las reglas básicas de convivencia y sin remordimientos. Dedicarles el tiempo para leer y responder cualquiera de sus comentarios es caer en la primera trampa de su juego.
Para lo que sí debes tomarte un minuto es para reportarlos, porque a medida que reciban más denuncias, se pueden dar de baja de un sitio no solo por nombre de usuario, sino también por dirección IP.