Un adolescente llamado Danny Bowman de tan sólo 19 años pasó alrededor de 10 horas diarias tomándose fotografías a sí mismo con su iPhone para lograr la selfie perfecta. Sin embargo, su obsesión cada vez se hizo más fuerte y como resultado dejó la escuela, aislándose del mundo por completo durante 6 meses, lo que lo llevaría a una depresión tan grande que intentó quitarse la vida.
Como muchos adolescentes hoy en día, Danny empezó a subir fotografías a Facebook dentro de los parámetros de lo normal; sin embargo, su aspiración a ser modelo y el rechazo de una agencia fueron el detonante de su obsesión.
Actualmente, este joven británico considerado como el primer “adicto a las selfies” en el mundo se encuentra recibiendo terapia para combatir su adición a la tecnología y otros trastornos obsesivos compulsivos, los cuales son los causantes de crear una preocupación excesiva sobre su apariencia física.
En una entrevista con The Mirror, Danny Bowman declaró: “Yo estaba constantemente en busca de tomar la selfie perfecta y cuando me di cuenta que no podía, me quería morir. Perdí a mis amigos, mi educación, mi salud y casi pierdo mi vida.”
El caso de Danny Bowman podría parecer un tanto absurdo a simple vista; sin embargo, es una de las consecuencias y peligros a los que muchos adolescentes se enfrentan en esta era de la tecnología, en donde la necesidad de aprobación y los estereotipos de belleza son alejados de la realidad y en donde, en muchas ocasiones, la manipulación tecnológica de las imágenes lleva al deseo de una realidad inexistente.