La hazaña de Bertrand Piccard parece sacada de una novela de Julio Verne: a bordo del Solar Impulse 2, un avión impulsado exclusivamente con energía solar, dio la vuelta al mundo. Pero no lo hizo en 80 días como Phileas Fogg, sino en 17 meses y 15 días tras varias peripecias, entre parones de más de un mes y vuelos de hasta 71 horas. No son las únicas diferencias entre Piccard y el personaje de ficción de Julio Verne. Mientras Fogg viajó para mantener su honor, Piccard lo hizo para enviar un mensaje a la sociedad industrializada: “tenemos que darle un respiro al planeta”.
De visita en México el pasado 17 de mayo por invitación de ABB, compañía suiza especializada en tecnologías de generación de energía eléctrica y patrocinador de Solar Impulse 2, Piccard señala que solo hace falta voluntad para transitar hacia el consumo de energías limpias y renovables. “Es todo un reto para nuestro estilo de vida y modelo de desarrollo, pero estas soluciones pueden ser lucrativas”, explica. La construcción del avión solar monoplaza, cuyas alas tienen una envergadura de 72 metros (mayor a la de un Boeing 747) y su circunnavegación a la Tierra son, dice, una muestra sobre la viabilidad de este tipo de energía. “Si funcionó en el aire puede funcionar en la tierra”, sentencia.
El mensaje de Piccard transmite liderazgo. Es un motivador nato. La frase más recurrente en su discurso fue es posible. La acompañó de es lucrativo. “El mercado está listo y la tecnología también, es momento de que los gobiernos allanen el camino”, dice. ¿Qué medidas deberían empezar a adoptarse?, se le pregunta. “Los vehículos de gasolina podrían tener más restricciones, así se impulsaría la compra de vehículos eléctricos o híbridos”, propone. No es el único que piensa así. El Centro Mario Molina, dirigido por el único Premio Nobel de Química en el país, propuso promover el uso racional del automóvil y tecnologías limpias cuando la Ciudad de México atravesaba su más severa crisis ambiental en 14 años.
E insiste en el tema de voluntad, que toca a gobiernos y empresas. “Si salvar al medio ambiente es más caro que no salvarlo, preferiremos no hacerlo. Pero las cosas están cambiando”, comenta. En presencia de Pierre Comptdaer, director general de ABB México, Piccard anticipa una reunión con el jefe de Gobierno Miguel Ángel Mancera. “Le diré que su gobierno debe impulsar a las startups que impulsan proyectos verdes”. Y reitera. “Tenemos las soluciones para cambiar, el cambio es lucrativo, puede generar empleos y crecimiento económico, además salvaría al medio ambiente, pero tenemos que empezar a cambiar ya”.
Solar Impulse también despierta motivaciones en la industria de la aviación, y aunque el proyecto no nació con el objetivo de revolucionarla, Piccard está consciente del impacto generado. “Todas las compañías que fabrican aviones tienen un programa de desarrollo de aviones eléctricos”, señala. Pero la aviación comercial apenas contribuye con el 3% de las emisiones contaminantes. El resto se genera en tierra y por eso, reconoce Piccard, la aviación tiene pocas motivaciones para acelerar el desarrollo de esta tecnología. “Pero de cualquier forma esta es la tendencia, así que creo que dentro de 10 años veremos aviones híbridos realizando vuelos cortos para 50 personas”.
¿Cuál será la próxima gran aventura de su vida?, se le pregunta. "Hasta hace unos días Solar Impulse fue el vuelo de mi vida, pero ahora sé que habrá algo más", responde. Su próxima parada será la Conferencia de la ONU sobre Cambio Climático (COP23) el próximo 6 de noviembre, donde presentará 100 proyectos de tecnologías limpias que involucran a gobiernos y empresas.
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