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La próxima revolución industrial: la introducción de trabajadores humanoides


En un mundo en constante evolución tecnológica, se está gestando una transformación que promete cambiar el panorama laboral tal como lo conocemos.

por: Redacción 2023 NYV Redacción 2023 NYV

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Apollo 1 representa un hito significativo como el primer ejemplo funcional de un trabajador humanoide en la historia. Este avance marca un punto de inflexión al presentar la posibilidad real de que este androide pueda desempeñar tareas autónomamente en un entorno fabril, junto a sus contrapartes de carne y hueso, en la actualidad, sin la espera de años por delante. Aunque aún no está capacitado para tareas como el lavado de platos o la labor en plataformas petrolíferas, su desenvolvimiento en acciones como la descarga de cajas desde una cinta transportadora refleja un diseño que parece estar en el punto justo. Esta percepción es comparable a la impresión que causó el primer iPhone al ser visto por primera vez. Observar su funcionamiento hace que incluso la creación de Elon Musk, el Optimus, parezca una representación económica y simplista tomada de alguna película menos distinguida de Will Smith.

 

 

 

Desarrollado por Apptronik, una empresa de robótica originada en 2016 en el Laboratorio de Robótica Centrada en el Ser Humano de la Universidad de Texas, Apollo 1 se erige como la materialización de años de progreso en la creación de humanoides. La colaboración con el estudio creativo Argodesign, con sede en Austin, también ha sido crucial, ya que no solo contribuyó al diseño estético del androide, sino que también moldeó una experiencia de usuario innovadora que desafía muchas de las preconcepciones arraigadas sobre cómo debería ser un robot humanoide. En contraste con las imágenes perturbadoras de seres de apariencia casi humana con piel de látex, así como los intentos de recrear figuras como Optimus y otros personajes similares a R2-D2, Apollo introduce ajustes significativos a las convenciones de décadas sobre robots en la literatura de ciencia ficción, cómics y películas de Hollywood.

 

 

 

 

 

El enfoque, según Mark Rolston, fundador y director creativo de Argodesign, fue abandonar las suposiciones tradicionales de la ciencia ficción y construir desde esa base hacia la realidad, considerando la comprensión pública influida por la cultura popular. La ambición consistía en forjar una relación novedosa entre humanos y robots, una que resultara inesperada para el público, pero al mismo tiempo se sintiera familiar de inmediato. En esta búsqueda, el diseño de Apollo no se limitó a la estética, sino que también se concentró en crear un lenguaje visual que resuenara con los usuarios, asegurando que el robot no solo fuera funcional, sino también accesible y comprensible para todos.

 

 

 

 

El proceso de diseño se caracterizó por la dedicación y la meticulosidad del equipo. Cada detalle del rostro de Apollo fue iterado en cientos de ocasiones, considerando aspectos como la concavidad y la distancia entre los ojos. Además, conceptos innovadores surgieron, como la elección de una pantalla de tinta electrónica en lugar de una interfaz oral para la comunicación con humanos. Esta pantalla, ubicada detrás del panel facial del androide, emplea un lenguaje visual que sigue convenciones familiares de aplicaciones de chat, proporcionando una comunicación visual efectiva y no verbal.

 

Sin embargo, es fundamental reconocer los referentes existentes para comprender los avances de Apollo. En comparación con los androides Atlas y Optimus, Apollo se distingue. Atlas, creado por Boston Dynamics, es altamente avanzado pero experimental y costoso para desplegar en escenarios reales. Por su parte, Optimus, un concepto de Elon Musk, está rezagado respecto a Apollo, que se gestó a través de colaboraciones previas con la NASA y la acumulación de conocimientos en humanoides.

 

El diseño de Apollo busca establecer una comunicación sin palabras con los humanos. Su cara es una pantalla de tinta electrónica que transmite emociones y mensajes importantes, utilizándola solo cuando es necesario. Esta elección refleja la piedra angular de la experiencia del usuario: la interacción sin palabras. A medida que la inteligencia artificial evolucione, Apollo podría comprender y responder a emociones e intenciones humanas de manera más sofisticada, transformando la interacción humano-robot.

 

La ambición de Apollo va más allá de la mera automatización. Apunta a una colaboración armoniosa en entornos dinámicos y reales. Aunque se espera que Apollo se despliegue comercialmente en 2024, su introducción representa una nueva revolución industrial. La robótica está dejando atrás la mera mecanización para abrazar una interacción más humanista y colaborativa, y Apollo se encuentra en la vanguardia de esta transformación. Su éxito podría allanar el camino para liberar a los humanos de tareas monótonas o peligrosas, abriendo una era de colaboración enriquecedora y ayudando a moldear el futuro de la interacción humano-robot.

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