A partir del próximo 23 de abril, la neutralidad de la red será cosa del pasado, así lo estableció la Comisión Federal de Comunicaciones de Estados Unidos (FCC, por sus siglas en inglés).
A partir de esa fecha, los proveedores de servicios de Internet estarán facultados para imponer diferentes velocidades de navegación.
En otras palabras, será legal que prioricen tráfico a sitios y servicios propios y de compañías que paguen por ello, y reduzcan el ancho de banda a otras páginas.
Incluso, podrían cobrar un costo extra a los usuarios por disfrutar de ciertos servicios con la mejor calidad, como Netflix o jugar en línea. Y lo más preocupante, bloquerían páginas si se les antoja.
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Desde que Donald Trump asumió el cargo como presidente de Estados Unidos, uno de los primeros movimientos de su administración fue acabar con la neutralidad de la red, la cual fue defendida hasta el final por el mandatario anterior, Barack Obama.
Obviamente, el fin de la neutralidad de la red ha hecho que las principales compañías de tecnología e Internet, e incluso algunos estados de aquel país, levanten la voz y se unan para intentar anular la decisión.
Si bien, el fallo de la FCC afecta a Estados Unidos únicamente, parece que es cuestión de tiempo para que otros países se suban al tren y exploten y tomen el control del Internet.