En noviembre de 2013 Paul Walker, quien interpretó a Brian O’Conner dentro de la saga Rápido y Furioso (Fast and Furious), falleció en un accidente automovilístico. El actor se encontraba a la mitad del rodaje de lo que sería la séptima y última entrega de Rápido y Furioso, por lo que Universal tuvo que elegir entre matar al personaje o hacer lo imposible por revivirlo digitalmente.
Afortunadamente la opción fue la segunda, por lo que se utilizó la tecnología CGI (computer-generated imaginery) para "regresar a la vida" al actor Paul Walker. Recordemos que anteriormente esta tecnología fue utilizada para recrear a Brandon Lee en la película “El Cuervo”, quien también falleció a la mitad del rodaje. Sin embargo, en ese entonces las partes generadas por computadora eran bastante notorias, problema que fue resuelto en esta filmación.
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Cabe mencionar que fue necesaria la ayuda del estudio de efectos especiales Weta Digital, propiedad de Peter Jackson, ya que ellos se encargaron de proporcionar la tecnología CGI para reconstruir digitalmente la cara del actor e insertarla al cuerpo de sus hermanos Caleb y Cody Walker. Adicionalmente, se utilizaron escenas de películas anteriores que nunca se habían usado, por lo que el guión sufrió un par de modificaciones.
Claramente el uso de esta tecnología retrasó la filmación y también la encareció, por lo que el presupuesto del filme aumentó $50 millones de dólares, hasta alcanzar un total de $250 millones de dólares. Sin embargo, a tan solo una semana de su estreno, Fast & Furious 7 superó los $400 millones de dólares.
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