Cuando el medio de transporte primario eran los caballos y otros artefactos con ruedas más básicos no existían los semáforos tal como los conocemos hoy, luego cuando los automóviles empezaron a hacerse presente en las calles seguían siendo escasos, sin embargo en 1913 la historia dio un salto enorme con el lanzamiento del auto Ford T. de Henry Ford.
El éxito de este carro fue tal que se produjeron más de 15 millones de unidades convirtiendo a varias ciudades en un lugares complicados de recorrer debido a la presencia de más y más autos. Fue así que en menos de un año, es decir, en 1914, se instaló el primer semáforo eléctrico en la ciudad de Cleveland. Se hace la aclaración de que fue el primero eléctrico debido a que casi medio sigo antes Londres ya contaba con un sistema de control vehicular similar con la diferencia de que necesitaba de un policía para cambiar los colores manualmente con la ayuda de una lámpara de gas.
Otros antecedentes del semáforo eléctrico tienen lugar en 1910 cuando Ernest Sirrine implementó las palabras Alto y Proceder a las vías de tránsito con un sistema de señalización automático que después decidieron regresar al método manual y así fueron varios intentos hasta que en 1917 William Ghiglieri se patentó el primer semáforo automático con luces rojas y verdes en San Francisco.
Luego en 1920 William Pots decidió añadir la luz amarilla entre el alto y el siga con la intención de avisar sobre el cambio de colores –algo que hasta la fecha parece ser subjetivo para muchas personas– para sustituir el zumbido que emitía el semáforo en cada transición y así evitar accidentes viales.
Europa vio el primer semáforo eléctrico en 1924 concretamente a la ciudad de Berlín con un sistema de cinco caras ubicado en el área de la Postdamer Platz y dos años más tarde en Madrid. En México no se conoce a ciencia cierta el paradero del primer artefacto de este tipo pero nos lo llevamos de tarea para que después puedas ir a la calle en donde haya sido instalado y te tomes la foto histórica del recuerdo.