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¿Una computadora con cerebro humano? Así funciona el CL1


No es ciencia ficción, esta máquina utiliza neuronas vivas para sobrevivir y aprende de los humanos sin necesitar mucha energía.

por: Fernanda Flores Fernanda Flores

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El CL1 es una computadora que mezcla neuronas humanas reales con tecnología. Las neuronas se cultivan con un líquido especial y se colocan sobre un chip, lo que permite que se comuniquen con la máquina por medio de señales eléctricas. Usa un sistema llamado biOS, que crea un ambiente donde las neuronas pueden aprender y adaptarse como si estuvieran en un cerebro real. 

La computadora se usa principalmente para investigar cómo funciona el cerebro y crear una nueva forma de inteligencia artificial. Sirve para estudiar cómo responden a estímulos y cómo se pueden usar en lugar de las computadoras tradicionales. 

Además, los objetivos principales de las computadoras es desarrollar nuevos medicamentos, probando directamente las neuronas humanas sin usar animales. ¿Te imaginas la posibilidad de investigar enfermedades neurológicas? Esto podría suceder gracias a esta nueva inteligencia, ya que se podría investigar a fondo enfermedades como el Alzheimer o el Parkinson. 

Las máquinas tendrán toda la inteligencia que podría tener un cerebro pero velocidad en versión maximizada. Estas aprenderán como cerebros reales, pero usando menos energía que una computadora normal. Una computadora real necesita mucha electricidad para procesar datos, enfriarse y ejecutar programas. En cambio la CL1, al usar neuronas humanas reales, imita cómo funciona un cerebro. El cerebro humano es una de las máquinas más eficientes del planeta: puede hacer millones de cosas con muy poca energía. 

El CL1, usando neuronas, consume hasta 1,000 veces menos energía que una computadora con inteligencia artificial tradicional. Usa un sistema de comunicación bidireccional para que las neuronas reciban y envíen señales eléctricas al chip, permitiendo una interacción constante entre lo biológico y lo digital.

¿De dónde surge la idea?

E CL1 forma parte de una nueva rama de la ciencia conocida como neurocomputación biológica. La disciplina busca construir computadoras no solo inspiradas en el cerebro, como lo hace la inteligencia artificial actual, sino literalmente construidas con componentes vivos del cerebro humano.

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La idea surge de investigaciones previas como la DishBrain (2022), un sistema donde neuronas humans cultivadas aprendieron a jugar Pong, y fue desarrollada por científicos de la empresa Cortical Labs. El CL1 representa una evolución de este tipo de experimentos, pero en una versión más avanzada y con objetivos específicos en la medicina, la robótica y la IA avanzada.

Cortical Labs, una empresa australiana pionera en el campo de la biocomputación. Su equipo combina neurocientíficos, ingenieros y especialistas en inteligencia artificial para crear una nueva generación de computadoras que utilizan neuronas humanas vivas cultivadas en laboratorio.

Y, ¿cómo es posible mantener neuronas vivas en un chip?

Las neuronas utilizadas en las computadoras se cultivan en el laboratorio a partir de células madre humanas. Luego, se colocan en un chip especial que puede leer e interpretar las señales eléctricas que se producen, tal como lo haría un electroencefalograma, pero con la capacidad de responder y modificar estímulos en tiempo real. 

Las neuronas pueden aprender patrones, adaptarse a condiciones cambiantes y modificar su comportamiento, creando un sistema que sólo procesa información, sino que tiene plasticidad neuronal, como un cerebro real.

Todo este sistema es posible a biOS, o sistema operativo biológico, es como el “ambiente vital” donde las neuronas pueden vivir y desarrollarse. No solo las mantiene con vida, sino que también les da lo que necesitan: nutrientes, estímulos eléctricos y un entorno químico parecido al de un cerebro humano. Pero a diferencia de los sistemas operativos comunes que controlan todo, el biOS no impone órdenes. Más bien, actúa como un facilitador que acompaña a las neuronas, permitiéndoles aprender, adaptarse y evolucionar por sí solas, como si estuvieran dentro de un cuerpo real.

 

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