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Burning Man se enfrenta a la tecnología


Burning Man, el nuevo evento de arte y espiritualidad que está llamando la atención y miradas de la comunidad techie más importante.

por: Alejandra Ramos Barreda Alejandra Ramos Barreda

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Burning Man es un evento anual que se ha realizado por 10 años en la ciudad de Black Rock, la cual sólo existe durante la semana del festival, en Nevada, Estados Unidos. A diferencia de otros eventos culturales y musicales, Burning Man es mundialmente conocido como un evento que gira entorno a la espiritualidad, la expresión, el arte y la autosuficiencia.

 

Si bien los mismos organizadores dicen que explicar el Burning Man es como tratar de describir cómo se ven los colores a un ciego, pero es algo más o menos así: un viaje de una semana al desierto en dónde las personas son libres de expresarse por medio del arte con el fin de autoexplorarse de una forma meramente espiritual.

 

Ahora, al hablar de arte no estoy hablando de la definición convencional que a muchos les podría venir a la mente basada en un museo cerrado estilo Louvre, ya que la ciudad Black Rock se llena de instalaciones artísticas, música, coches decorativos, disfraces, comida, discursos, performance y prácticamente todas las formas existentes o no de arte.

 

 

Para buena o mala noticia de muchos, Burning Man ha ido adquiriendo popularidad con los años entre la población general e incluso entre empresarios, como Mark Zuckerberg, fundador de Facebook, o Larry Page, CEO de Google, quienes han visto al festival como un gran lugar para hacer negocios.

 

Cabe resaltar que uno de los pilares de este evento es que el dinero, las marcas, patrocinios y negocios simplemente no tienen lugar, por lo que este nuevo giro de Burning Man podría alarmar los corazones de sus más fieles asistentes.

 

Solo por mencionar, este grupo adinerado de techies son reconocidos a distancia, ya que no sólo llegan en autos de lujo o aviones privados, sino que también cuentan con alrededor de 30 sherpas (que son como una especia de ayudantes/sirvientes/asistentes) que los ayuden en su camino, complaciendo todos los caprichos.

 

“Las empresas tecnológicas van a Burning Man y comen drogas en busca de la siguiente gran aplicación”, comentó Tyler Hansen, quién sirvió como sherpa, en una entrevista con The New York Times. “Burning Man ya no es una revolución contracultural. Se ha convertido en un espejo de la sociedad.”

 

Sin embargo, aún cuando esta comunidad techie ha destrozado hasta cierto punto los cimientos claves de Burning Man, no todo es malo, ya que hay otro grupo de personas que han contribuido con sus conocimientos tecnológicos y técnicos. Tal es el caso de la creación del pulpo metálico lanza fuego o quienes contribuyen con la construcción de coches para la comunidad, quienes ayudan a reparar las esculturas rotas o los diseñadores que colaboran pintando o maquillando a las personas, sólo por mencionar algunos.

 

Burning Man es una experiencia que permite tanto a la comunidad techie como a cualquiera, explotar la creatividad más allá de los limites laborales y corporativos, permitiendo un desarrollo personal inimaginable. Por lo que un cambio como el que se presencia actualmente, no siempre indica el fin de una era, sino un nuevo resurgimiento. 

 

 

Con información de: Bloomberg, New York Times y Daily Mail.

 

 

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