- Historia y personajes cautivadores
- La mecánica de manipulación de tiempo
- Las distintas transformaciones con máscaras
- El título incluye pistas que facilitan avanzar en el juego
- El ciclo de tiempo puede resultar estresante
Entre Parentesis
The Legend of Zelda: Majora’s Mask es una videojuego estupendo. Aun cuando se trata de un juego que constantemente se siente triste y solitario, ofrece una serie de historias tan cautivadoras que resultan placenteras de jugar. Por otra parte, su ingenioso diseño de tareas alternas motiva al jugador a tratar de buscar solución a ellas, aun cuando ello signifique dejar varias horas en una consola portátil.
The Legend of Zelda: Majora’s Mask es un juego peculiar. Si se le compara con otros videojuegos de The Legend of Zelda, Majora’s Mask resulta el extraño, el de trama oscura; algo así como lo es The Empire Strikes Back para Star Wars. En Majora’s Mask no hay princesa que rescatar, sólo un viaje personal que involucra valores como la amistad, el compromiso, y en sus puntos más severos, temas como la muerte. The Legend of Zelda: Majora’s Mask es un juego que debutó en el Nintendo 64 en el año 2000; a 15 años de su lanzamiento, Nintendo optó por reeditarlo para su portátil Nintendo 3DS.
Catástrofe lunar
Las peculiaridades de Majora’s Mask se vuelven notorias desde el inicio del juego. Majora’s Mask narra el viaje de Link –el héroe de ropaje verde y orejas puntiagudas que podría estrenar una serie para Netflix– para reencontrar a una vieja amiga, Navi, la hada que le acompañó durante Ocarina of Time, el juego de The Legend of Zelda previo al estreno de Majora’s Mask. Un evento desafortunado lo arroja a Termina, un mundo de características extrañas que parece más salido de la imaginación de Lewis Carroll que de las mentes que idean los mundos coloridos de Super Mario Bros. Termina tiene un terrible destino: dentro de solo tres días la Luna se estrellará con el reino, provocando la muerte de todos sus habitantes. Así, el héroe deberá encontrar una forma para resolver tan terrible destino en un plazo de tres días.
Desde luego, los tres días para salvar al reino de Termina transcurren en no más de una hora real. Para resolver el conflicto, Link encontrará la habilidad de retroceder el tiempo una y otra vez. Es así como Majora’s Mask da al jugador tiempo para pensar en las soluciones que resolverán no solo el acertijo lunar, sino también una vasta serie de eventos que giran alrededor de varios de los personajes del reino de Termina.
Además de la ingeniosa mecánica de tiempo, Majora’s Mask cuenta con otra característica que ningún otro videojuego de The Legend of Zelda exploró con tanta profundidad. A lo largo de su aventura, Link encontrará distintas máscaras; algunas de ellas le permitirán transformarse en seres de otras razas, como los pequeños deku, creaturas del bosque; los fuertes goron, seres que habitan las montañas, y los ágiles zora, propios del mar. Gracias a la mecánica de transformación a través de máscaras, Majora’s Mask ofrece una forma refrescante de enfrentar los típicos acertijos de The Legend of Zelda.
Si The Legend of Zelda: Majora’s Mask es un juego que goza del estatus de clásico es gracias a sus personajes memorables. De inicio, cada una de las máscaras que permiten una transformación tienen un estrecha relación con la muerte. Por ejemplo, la máscara que permite la transformación de Link en goron pertenece a Darmani, un reconocido guerrero que falleció tratando de salvar a su pueblo de un espíritu terrible. Aunque con historias relativamente distintas, las demás máscaras que permiten transformaciones también tienen significados peculiares.
Más allá de la historia principal, que involucra la resolución del acertijo lunar, las tareas alternativas –o side quests– son el aspecto más interesante de Majora’s Mask. Charlar con cualquiera de los personajes presentes en el juego narrará una historia que resultará cuando menos peculiar. Una de mis preferidas involucra a las hermanas Cremia y Romani, dueñas del Rancho Romani, un sitio inaccesible a menos que cumpla una serie de requisitos previos, o bien, espere al tercer día. Visitar el Rancho Romani el tercer día muestra un conflicto curioso: Romani, la hermana menor, está profundamente afligida por la abducción de sus vacas por extraterrestres la noche anterior. Para resolver el conflicto, será necesario encontrar una forma de estar en el Rancho Romani la madrugada que las vacas fueron secuestradas. Tras evitar la abducción de las vacas, Romani, la hermana menor, invita a acompañarla a la ciudad a dejar leche al bar del pueblo. Esta tarea, una de tantas en Majora’s Mask, refleja a la perfección el encanto del título: sus personajes son memorables al grado que es posible preocuparse por ellos, y, de alguna forma, sentirse gratificado por haberles ayudado.
Hay que decirlo, Majora’s Mask es un juego triste y solitario. Absolutamente todos los personajes del juego presentan algún conflicto. A la pequeña Romani le aflige la abducción de sus vacas; los novios Anju y Kafei no pudieron consumar su amor por una serie de sucesos desafortunados, y al fantasma de la Posada del Puchero le acongoja no tener papel de baño. Sin excepción, todos los personajes de Majora’s Mask tendrán una historia interesante que contar, algunas con solución, otras sin ella.
Cabe señalar que Majora’s Mask tampoco es un juego sencillo. Quienes prueben Majora’s Mask por primera vez encontrarán una aventura tensa que tiene como constante la presión del tiempo. A las pocas horas de juego, Majora’s Mask libera un poco de su tensión y da al jugador mayor libertad para elegir qué quiere hacer. Sin embargo, Nintendo ajustó la dificultad del título de modo que sea más sencillo avanzar en su historia principal, así como seguir la pista a cada una de las tareas alternativas del juego.
Las diferencias
Aunque Majora’s Mask es un juego con 15 años de antigüedad, no cabe duda que la aventura que narra sigue vigente. Para esta reseña jugué Majora’s Mask en los viejos modelos de Nintendo 3DS –no tuve la oportunidad de probarlo en el New Nintendo 3DS–, y debo decir que mi experiencia fue extraordinaria. El título se juega incluso mejor que en un Nintendo 64, y debo decir que gráficamente hay una mejora notoria. Por otra parte, todo Majora’s Mask es jugable en 3D, característica que recomiendo ampliamente pues la experiencia es más atractiva.
Por otra parte, y dado que Majora’s Mask es un videojuego de The Legend f Zelda que podría complicarse a algunos jugadores, Nintendo implementó un útil sistema de tutoría que da al jugador pistas para la resolución de diversos acertijos. Las pistas, accesibles a través de las piedras Sheikah, resultan bastante útiles pues muestran una “visión” de cómo resolver algunos de los acertijos.
Asimismo, Nintendo incluyó una especie de agenda de tareas llamada Bomber’s Notebook. A través del Bomber’s Notebook es posible dar seguimiento a cada una de las tareas alternativas del juego, permitiendo insertar recordatorios sobre en qué día u hora es necesario visitar algún personaje para avanzar en la tarea. El Bomber’s Notebook resulta utilísimo para completar el juego en su totalidad.
Tres días épicos
The Legend of Zelda: Majora’s Mask es una videojuego estupendo. Aun cuando se trata de un juego que constantemente se siente triste y solitario, ofrece una serie de historias tan cautivadoras que resultan placenteras de jugar. Por otra parte, su ingenioso diseño de tareas alternas motiva al jugador a tratar de buscar solución a ellas, aun cuando ello signifique dejar varias horas en una consola portátil.
Disfruté de The Legend of Zelda: Majora’s Mask en el Nintendo 3DS tanto como cuando lo jugué en Nintendo 64 hace 15 años. No tengo la menor duda de que quienes lo jueguen por primera vez encontrarán una aventura que aunque por momentos es estresante, resulta tan memorable que pese a su antigüedad sigue vigente.