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Vivir bajo el escudo de un arroba


El escudo del anonimato ha llevado a muchas personas a actuar inconscientemente de forma muy distinta en redes sociales y la vida real.

por: Carlos Peña Carlos Peña

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Hace un par de semanas llegó una persona a contarme una historia sobre cómo una discusión en un estado de Facebook le había arruinado la mañana. Este fue una anécdota de esas que cada vez se vuelven más comunes, en la que alguien publica un estado criticando algo (en este caso concreto el fanatismo al futbol) y diciendo que por eso este país estaba como estaba, por lo cual evidentemente despertó el descontento de varios y en especial de uno de sus "amigos" que en vez de responder a su estado, decidió actualizar el suyo devolviéndole “el insulto".

 

Pero lo importante realmente es la frase con la que concluyó la anécdota: 

“Son mis redes sociales y yo escribo lo que se me da la gana y a quien no le guste que me borre”, pero lo mejor fue el remate: “esta es la dinámica de las redes sociales, y si no le sabes entrar qué pena”, justificando la razón por la cual no le quitaba ni un poco el sueño por haber movido fibras sensibles entre los pamboleros que pudieran haber estado en su lista de amigos. 

 

Estos son los momentos en los que de pronto la dinámica de las redes sociales me confunde, es decir, no sabía que abrir un perfil en Twitter o Facebook significaba entrar voluntariamente al matadero. Y dándole un poco de vueltas llego a la conclusión de que efectivamente bajo esa misma dinámica se rigen algunas personas en sus perfiles electrónicos. 

 

Está por demás recordar la importancia que han tomado las redes sociales no solamente en internet, sino el impacto que causan en la vida real de las personas, ya no hablamos sólo de la inmediatez con la que te enteras de las noticias ni al poder de Twitter para iniciar movimientos en el mundo, me refiero a la identidad virtual que día a día construimos de cada uno de nosotros, algunos de forma completamente consciente y otros sin enterarse de lo que hacen con cada video, foto o estado que comparten. 

 

No creo que haya problema en tener un alter ego cibernético, lo que me parece peligroso es no ser consciente de ello. El argumento de que “cada uno maneja sus redes sociales como se le da la gana” es válido –me parece– sólo hasta cierto punto, es decir, yo también soy una persona libre en la calle y no por eso voy sobrepasando los límites de cada persona con la que me cruzo. Las redes sociales se hicieron para conectar seres humanos traspasando las barreras del tiempo y el espacio y no solamente para ir a escupir lo primero que se nos ocurra bajo el escudo del anonimato, y eso se nos olvida a veces. No reparamos en el hecho de que del otro lado hay una persona leyéndonos, no una máquina. 

 

Esto es a lo que voy. 

 

Cuando empecé a utilizar Twitter (2009) me fascinó la dinámica narrativa de la plataforma, era increíble saber que en 140 caracteres la gente podía ser tan ocurrente y contar historias completas. Unos más intelectuales, otros tantos con aires de poeta y otros más cómicos, el punto es que –como todos– quise ser parte de esa conversación y con el paso del tiempo me di cuenta que recurría demasiado a chistes y memes de "gordos", quizás suene irrelevante y no tan grave porque estamos acostumbrados a leer y hacer bromas de este tipo, pero si nos detenemos a pensarlo desde otra perspectiva las cosas toman otro tono, y esto es sólo por poner uno de muchos ejemplos. 

 

Resulta que por un momento olvidé que yo tengo amigos, compañeros, conocidos y familiares con sobrepeso, y muchos de ellos siguen mi cuenta. Por supuesto, los comentarios que de vez en cuando ponía –no es que siempre hablara de eso– no estaban de ninguna manera inspirados en ellos, eran bromas genéricas. Lamentablemente uno no puede ir dándole explicaciones una por una a las personas que te leen y me puse a pensar por primera vez si ellos sabrían que yo lo hacía jugando y que en realidad no es que frente a ellos fingiera respeto y a escondidas los criticara o me burlara de su aspecto, me di cuenta entonces que no estaba seguro que mis comentarios no fueran a resultar ofensivos para alguien que te lee fuera de contexto. 

 

¿Todo lo que dices en tus redes sociales es fiel a lo que piensas? ¿Te has puesto a pensar si lo que escribes y compartes serías capaz de sostenerlo frente a una persona o frente a un grupo? Por supuesto que apoyo la libertad de expresión y respeto todo lo que una persona comparte en internet, lo que no me parece prudente es que la gente utilice las barreras virtuales para atacar, criticar y desacreditar, y menos aún aprovechando que al no ser un medio físico "todo está permitido". Apuesto que tú tampoco te sientes cómodo cuando lees burlas sobre peso, color de piel, nivel socioeconómico, orientación sexual, etc., que puedan llegar a rozar alguna fibra sensible de esas inseguridades que a veces llevamos por sombra, y más aún cuando vienen de gente con la que convives. Seguramente no te imaginas ver llegar a tu compañero de trabajo o escuela mañana en la mañana y escucharlo hacer un chiste frente al grupo sobre cosas que tal vez se relacionen contigo, y no se trata de un tema de inseguridad o autoestima, me parece que es una cuestión de educación. 

 

La situación aquí es que considero inválido escudarse en el argumento de que "así son las redes sociales”, a menos, claro, que en verdad esa sea la personalidad rebelde y retadora que quieras que todos conozcan de ti. Porque sí, esa es la otra cara de la moneda, en efecto, las redes sociales son un lugar libre, pero la libertad también implica responsabilidad. 

 

Este texto no intenta ser una guía de modales, cada quien es responsable de su vida digital, lo que intento exponer es que se nos olvida que internet no es más que una plataforma impalpable que conecta seres humanos y que debemos ser conscientes de si que la imagen que construimos es fiel a lo que queremos que la gente conozca de nosotros cuando nos lea. Si quieres criticar a todo mundo por todo lo que hace, es tu decisión, si vas a utilizar tus redes sociales para quejarte de la sociedad, es tu decisión, si vas a crear una cuenta anónima para atacar gente, es tu decisión, pero que no se te olvide que lo que hagas público en tus redes eventualmente impactará en la percepción que la gente con la que convives frente a frente tiene de ti. 

 

Las personas no tienen un chip que diga "ahorita le estoy mandando un mensaje a @comotellamesentwitter", pero al rato ya cambia la dinámica porque voy a estar con él/ella físicamente. La comunidad virtual es precisamente eso, una comunidad, y como tal no todos están obligados a tener el mismo pensamiento que tú, en este caso la percepción que tú tienes de lo que es o debería ser Twitter y Facebook. No porque para unos sea un canal ficticio en el que nada se debe tomar en serio significa que todas las personas lo tengan que ver así. Hay gente que abre un perfil en Twitter para seguir a un artista y hay quienes tienen Facebook para ver imágenes religiosas y pedir en una foto de la Virgen de Guadalupe que por favor un familiar salga pronto del hospital, ¿significa que unos lo están haciendo mal y otros bien? No, siempre y cuando se cuide la línea del respeto.

 

Y si tienes muy claro que en la vida cotidiana eres Alfredo y en la red eres arrobaloquesea y son dos personas distintas, adelante, sólo no des por hecho que todos los que te conocen en los dos ámbitos lo verán desde tu misma perspectiva y estarán separando tus contrastantes personalidades.

 

Twitter: @CharlyPi

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