La Confederación Suiza entre Francia, Alemania e Italia es un país inusual. No es parte de la Unión Europea y apenas se adhirió en 2002 a la Organización de las Naciones Unidas. Su forma de gobierno a veces es caracterizada como una democracia casi directa o de referéndum, fuertemente federalista o descentralizada, y que cuenta con un Presidente que es parte de un consejo de siete que rotan en este papel por periodos de un año.
A pesar de que su capital es Berna, la vanguardista ciudad de Zurich en francés, Zürich en alemán y Zurigo en italiano, dentro del cantón homónimo, se ha convertido en el principal referente del país en cuanto a innovación, bienestar y eficiencia tecnológica.
Esta urbe en la llanura central de Suiza, próxima a los Alpes, con su millón y medio de habitantes, es un potente centro financiero y económico. Sin embargo, si se ha convertido en la ciudad con mejor calidad de vida en el mundo, de acuerdo con la Consultoría en Recursos Humanos Mercer, no solo se debe a su pasado como motor de la industria mecánica o a sus instituciones bancarias y de seguros que generan una alta prosperidad: también a su cuidado del espacio y de la naturaleza. Esto se relaciona con cómo ha implantado una “WAN” o red de área amplia de bajo consumo para detectar con eficiencia la calidad del aire y los niveles de agua.
Esto se basa en su tecnología “IoT”, pero Zúrich ha generado otras aplicaciones inteligentes como la “Zürimobil”, un servicio de información y planificación sobre tráfico y rutas en tiempo real. Es así que la policía de la ciudad desplegó soluciones de movilidad y gestión de incidentes en colaboración con otros cuarenta organismos para prepararse y responder a amenazas emergentes. Sin embargo, puede ser todavía más revelador como el gobierno ha puesto en funcionamiento controles para el alumbrado que van más allá del encendido de luces.
La iluminación de Zúrich desde 2017 es una red de farolas inteligentes que operan en base a la densidad del tráfico para ahorrar energía, algo que ha reducido su consumo en un setenta por ciento. Pero esta es apenas su habilidad principal. Las farolas también sirven para cargar automóviles eléctricos, recopilar datos medioambientales e incluso ofrecer servicios públicos de Wi-Fi. Además realizan servicios cómodos como ayudar a encontrar plazas de aparcamiento y avisar a los transeúntes cuando los cubos de basura se llenan.
Este es solo uno de los múltiples desarrollos inteligentes del Proyecto de Demostración de la Ciudad Verde de Zúrich. Otro muy importante es una serie de edificios, trece en total, que emplean únicamente energías renovables, algo fundamental para la transición ecológica, el gran objetivo de la Agenda 2030 de la Asamblea General de la ONU.
Imagen de portada: Zúrich, Architectural Digest.
