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¿Qué es el transhumanismo?


La filosofía preferida de Silicon Valley busca desarrollar nanotecnología que se inserte en el hombre mismo.

por: Alejandro Martínez Gallardo Alejandro Martínez Gallardo

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Los ejecutivos de Silicon Valley probablemente no pasan el tiempo pensando en preguntas de carácter filosófico, o al menos no tanto tiempo como pasan pensando en cómo desarrollar nuevas tecnologías y, sobre todo, en cómo ganar más dinero. Una de las preguntas ontológicas fundamentales del ser humano --"¿hacia dónde vamos?--", sin embargo, sí aparece necesariamente en sus discusiones, ya que se entronca con predicciones de mercado, innovación tecnológica, proyecciones económicas y en general lo que ha sido llamado "futurismo", que lo mismo es estudiado por autores de ciencia ficción, sociólogos y economistas o ingenieros y "coders", entre otros. El futuro, en otras palabras, es parte del negocio de los CEOs de Google, Facebook o Amazon.

 

Es por lo anterior que no debe sorprendernos que algunas de la figuras más prominentes de Silicon Valley se hayan vinculado con el movimiento transhumanista y estén interesados en desarrollar tecnología que permite crear un nuevo estadio humano en el que el sufrimiento sea abolido y la inmortalidad sea alcanzada (gracias a la tecnología). Esta es la meta fundamental de personas como Sergey Brin de Google, Elon Musk de Tesla o Peter Thiel de Pay Pal, por sólo citar algunos (al menos en lo que respecta a una meta ideológica adicional a la obvia: ganar más dinero). Es de hecho también la filosofía que llevó a la formación de la revista Wired, el principal vocero del Internet, responsable de hacer cool la tecnología. (Erik Davis, en su libro Techgnosis demuestra cómo los fundadores de Wired eran "fans" de las ideas de Teilhard de Chardin y veían en el Internet la evolución de una mente global o una conciencia cósmica colectiva que propulsaría la evolución del planeta).

 

El término "transhumanismo" fue acuñado por el biólogo Julian Huxley, hermano del famoso novelista Aldous Huxley, y miembro de una reconocida familia de intelectuales. Julian Huxley explica en su ensayo de 1957 "Transhumanism" que el ser humano es la cumbre de la evolución del universo: "Como resultado de miles de millones de años de evolución, el universo se está volviendo consciente de sí mismo, capaz de entender algo de su pasado y posiblemente de su futuro". Esta conciencia que somos, a través de la cual el universo se conoce a sí mismo, genera una gran responsabilidad. Según Huxley: "Es como si el hombre hubiera sido repentinamente nombrado el director administrativo de la empresa más grande de todas, la empresa de la evolución... Este es su destino inescapable, y entre más rápido se dé cuenta de esto y empiece a creerlo mejor para todos los involucrados. Este trabajo se trata de la más alta realización de las posibilidades del ser humano, individuales, como también de la especie en su aventura a lo largo de los corredores del tiempo".

 

En plena Guerra Fría y en los albores de la exploración espacial, Julian Huxley sugería que el ser humano debía dedicarse a explorar su propia naturaleza: "Hemos prácticamente agotado la exploración geográfica de la Tierra; hemos llevado la exploración científica de la naturaleza viva e inerte a un punto en el que sus límites se han vuelto claros; pero la exploración de la naturaleza human y sus posibilidades apenas empieza". De la misma manera que su hermano Aldous exploró en novelas como “La Isla” o “Un Mundo Feliz”, Julian Huxley parece enfocar su interés en la evolución del potencial intrínseco del ser humano: "¿Que puede hacerse para desarrollar la capacidades latentes en los hombres y mujeres ordinarios para el entendimiento y el gozo; para enseñar a las personas técnicas para lograr tener experiencias espirituales (después de todo, uno puede adquirir una técnica de baile o de tenís, así que por qué no de éxtasis místico o de paz espiritual?); o para desarrollar el talento y la inteligencia natural del niño en crecimiento, en vez de frustrarlas y distorsionarlas?"

 

Al parecer Julian Huxley no tenía en mente que el transhumanismo fuera necesariamente algo limitado a la tecnología, aunque evidentemente sugiere que la ciencia debe ponerse al servicio de lo que define como "el hombre que permanece hombre, pero se trasciende a sí mismo, al descubrir las posibilidades de y para su propia naturaleza". En cierta forma tenemos el germen aquí de una especie de religión secular: "'Creo en el transhumanismo': una vez que existen las suficientes personas que puedan verdaderamente decir eso, el ser humano estará en el umbral de una nueva existencia, tan diferente de la nuestra como nosotros del hombre de Pekín. Será al final la conciencia cumpliendo su verdadero destino".

 

Actualmente el transhumanismo más que una filosofía es pensado como un área de desarrollo dentro de ciertas corporaciones ligada fundamentalmente a la inteligencia artificial, a la nanotecnología y al biohacking. Más allá de que estas tecnologías tienen el potencial de irrumpir en el mercado como las nuevas grandes vetas de desarrollo económico, los teóricos detrás de los programas que las están desarrollando tienen ideas sumamente ambiciosas y no menos que mesiánicas. Se cree que básicamente el ser humano podrá escapar de su traje biológico y trascender su humanidad incorporando aspectos tecnológicos a su cuerpo y logrando una hiper-inteligencia apoyada en la capacidad de las máquinas de aprender de sí mismas. El gran gurú del transhumanismo hoy en día es Ray Kurzweil, al ahora director de ingeniería de Google, quien ha popularizado el término "La Singularidad" para referirse a una especie de horizonte de eventos o punto crítico en el cual se dará a luz a una inteligencia superior, la cual será una fusión del ser humano con las máquinas. El santo grial del transhumanisno sería subir nuestra conciencia a una computadora, para trascender la biología y vivir para siempre en un paraíso informático. Así lo describe el World Transhumanist Association:

 

"[El uploading] Consiste en realizar un escaneo del cerebro humano el cual puede ser destructivo o no para transferirlo a un nuevo soporte el cual seria una computadora o el cerebro entero implementado en software esto permitiría conservar nuestra conciencia e identidad y de esa forma superar la muerte para poder continuar viviendo en otro substrato que no sea nuestro cerebro y además explotar las posibilidades de este nuevo medio".

 

Kurzweil famosamente ha predicho que alrededor de la década del 2030 nanobots podrán eliminar todas las enfermedades y alrededor del 2050 el ser humano se convertirá en una especie de software divino capaz de estar en todas partes al mismo tiempo y dueño de la omnisciencia. Para asegurarse de que esto ocurra ha montado, con el dinero de Google y la participación de magnates como Peter Diamandis, la Universidad de la Singularidad.

 

En todo esto es importante notar como las ideas de Julian Huxley y también las de su hermano Aldous (con sus utopías espirituales) han sido adoptadas de una forma en la que toda mejoría, toda aceleración evolutiva pasa por la tecnología y por una apuesta materialista de la conciencia. Hoy nos parece completamente lógico, pero los hermanos Huxley no necesariamente tenían esto en mente. Ciertamente consideraban la posibilidad de que el transhumanismo --el siguiente nivel evolutivo del ser humano-- podía también surgir de la liberación del potencial interno inherente en el ser humano. Esto no necesariamente tendría que hacerse por la incorporación de máquinas al organismo, sino que podría realizarse a través de técnicas de éxtasis, meditación, el uso de plantas (como la mezcalina) o de drogas (Aldous Huxley se inyectó LSD al morir para enfrentarse a lo desconocido desde este estado de exaltación sensorial química) y del desarrollo de la percepción humana. Cuando Julian Huxley llamaba a explorar nuestra propia naturaleza, no se había definido por entender que la conciencia era algo meramente material y completamente reducible a un algoritmo. Hoy esto parece darse por sentado al menos entre gran parte de la comunidad científica y ciertamente entre los “techies” de Silicon Valley para quien no hay mejor metáfora para la mente que una computadora. Habrá que verse si tienen razón y realmente logran conseguir que la conciencia exista en una computadora para siempre. Por lo pronto es importante preguntarnos si esto es lo que realmente queremos y si no tenemos otras opciones para seguir evolucionando y dirigiendo el curso con el cual el universo se conoce a sí mismo.

 

Twitter del autor: @alepholo

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