Julian Assange, fundador de WikiLeaks y autor de una de las mayores filtraciones de información clasificada, podría estar muy cerca de enfrentar cargos penales en Estados Unidos, después de que el país norteamericano ganó una apelación sobre su extradición en el Tribunal Superior de Inglaterra.
Sin embargo, Assange planea apelar algunos aspectos de la decisión del juez que no se encontraron a su favor, y por ahora continúa en prisión preventiva en el Reino Unido. La disputa legal irá a la Corte Suprema, la última corte de apelaciones del Reino Unido.
Las autoridades estadounidenses acusan a Assange de 18 cargos relacionados con espionaje, conspiración para piratear bases de datos militares y divulgación, por medio de WikiLeaks, de grandes cantidades de registros militares confidenciales de Estados Unidos, cables diplomáticos e información clasificada sobre las guerras en Irak y Afganistán, lo cual, según el país norteamericano, puso vidas en peligro.
El fallo anterior, realizado en enero, bloqueaba la extradición de Assange, pero, tras una apelación del Departamento de Estado de EE. UU., el caso pasó al Tribunal Superior, que solicitó garantías respecto al tratamiento de Assange, en caso de que fuera extraditado, debido al temor de que se suicidara en una prisión estadounidense.
Ante esto, el gobierno estadounidense hizo la promesa de no retener a Assange en la llamada prisión de máxima seguridad "ADX", en Colorado, además, se acordó que si el acusado es condenado, el gobierno de EE. UU. aceptará una solicitud de Australia para que cumpla su condena allí, ya que Assange es ciudadano australiano. Finalmente, EE. UU. ha garantizado que si Assange es detenido en su territorio, recibirá el tratamiento clínico y psicológico adecuado.
Si es declarado culpable, Assange podría recibir una sentencia de cárcel de 175 años, aunque el gobierno estadounidense ha dicho que probablemente enfrentaría una sentencia de entre cuatro y seis años.
Assange es considerado, por muchos, un héroe antisistema, que ha sido perseguido por Estados Unidos por exponer las irregularidades y el doble trato de ese país en todo el mundo, desde Afganistán e Irak hasta Washington.
Los partidarios de Assange se reunieron fuera de la corte después del fallo, donde corearon consignas clamando por su libertad y oponiéndose a su extradición, además, llevaban pancartas que decían "El periodismo no es un delito".
Por otro lado, los activistas por la libertad de prensa y los derechos humanos han criticado los intentos de Estados Unidos de extraditar a Assange, mientras que Kristinn Hrafnsson, editora en jefe de WikiLeaks, dijo que la vida de Assange está una vez más bajo grave amenaza, al igual que el derecho de los periodistas a publicar material que los gobiernos y las corporaciones consideren inconvenientes.
