Este tipo de coches se caracteriza por incluir un motor principal de combustión y otro eléctrico, aunque a diferencia de los vehículos puramente eléctricos, en este caso no es necesario cargar la batería a través de una fuente externa, sino que se alimenta de la propia energía que genera el coche.
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Teniendo en cuenta que los coches híbridos incorporan un motor igual que el de los convencionales, en este sentido la vida útil de ambos modelos no debería distar demasiado. Sin embargo, en el primer caso entran en jugo las baterías eléctricas que puede reducir el grado de utilización del motor de combustión según el tipo de conducción que prime y mantener durante más tiempo el coche en perfectas condiciones.
Las baterías de los coches híbridos pueden llegar a durar entre 150.000 y 200.000 kilómetros, aproximadamente 10 años. En la medida en que se utilice en una menor proporción el motor de combustión y el coche se desplace con el modo eléctrico, el vehículo puede funcionar correctamente durante mucho más tiempo que un vehículo convencional.