
Otra vez Elon Musk vuelve a perder acciones de Tesla por culpa de su imagen y sus decisiones. La caída se estima de entre 8% y hasta el 16% y se debe por la reciente disputa entre Musk y Trump que ha ido escalando progresivamente en un menor tiempo. El detonante de esta pelea comenzó a ser verbal y se trató sobre el nuevo proyecto de ley presupuestario impulsado por Trump, que elimina créditos fiscales clave para la compra de vehículos eléctricos, un golpe directo al negocio principal de Tesla.
Trump expresó su decepción con Musk y sugirió que su enojo se debía a la pérdida de subsidios para los autos eléctricos, mientras que Musk calificó el proyecto de ley como una “abominación” y acusó falta de transparencia en su aprobación.
Ante esta situación Trump amenazó públicamente a Musk, donde mencionó que si esto seguía así y con declaraciones fuera de sentido, el gobierno le quitaría contratos gubernamentales a sus empresas, incluyendo Tesla y SpaceX. Esta amenaza fue considerable para las decisiones de futuras inversiones, afectado la incertidumbre sobre el futuro de sus negocios.
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Por ende, la reacción del mercado fue inmediata y se vio reflejado en las acciones de Tesla que se desplomaron. Perdió miles de millones en valor bursátil y además cayó por debajo del umbral simbólico de billón de dólares de capitalización. De nuevo, en esta ocasión se vuelve a poner en duda la reputación de Musk y pone más presión sobre cómo tiene mejorar la identidad de su marca.
La empresa ya enfrentaba ventas débiles y crecientes desafíos operativos y otra vez vuelve a suceder. Por otro lado, Tesla ha reportado una caída significativa en ventas, especialmente en Europa con 45% y China con 11%, además de una reducción del 71% sus ganancias del primer trimestre de 2025 respecto al año anterior. Este descenso supera el promedio del mercado de autos eléctricos y refleja la creciente competencia de fabricantes chinos y europeos.
Más allá de la caída bursátil, el enfrentamiento puso en duda la estabilidad de la reacción entre Musk y el gobierno, afectando la percepción de los inversores sobre el futuro de Tesla y la política fiscal en el sector automotriz estadounidense. Este suceso también generó movimientos en el mercado de bonos y materias primas, con aumentos en los rendimientos de bonos del Tesoro y caídas en activos como el oro y criptomonedas.
El futuro de Tesla es incierto y muy volátil, a pesar del alto crecimiento basado en innovación tecnológica, sin embargo, las inversiones dependen del exterior, como de rasgos políticos y de competencia, así como su desempeño financiero. Todo este conjunto son claves para determinar si la compañía en algún punto logra consolidarse como antes.
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