La República Popular China ha dado la nota por haber presuntamente descifrado un código militar mediante un avanzado simulador de computación cuántica.
Un logro tecnológico que, de ser cierto, las dará una ventaja en el escenario mundial para preocupación de Estados Unidos, la Unión Europea y al G7.
La tensión geopolítica y comercial entre distintos bloques de poder en el mundo ha alcanzado los ámbitos de la computación y la ciberseguridad cuánticas. Y en esta guerra de la información, parece adelantarse el gigante rojo que encabeza los BRICS+, una asociación de países emergentes que incluye a Rusia, India, Brasil, Sudáfrica, Irán y Venezuela.
Si bien, esta hazaña no ha sido probada y no constituiría todavía un cambio radical en materia de descifrado, darla a conocer se trata de una clara declaración de intenciones.
Inviolables para la tecnología actual, los algoritmos y los métodos de generación de claves altamente complejos de los Estados dentro de una nueva guerra fría, con frentes abiertos en Medio Oriente, el centro de Europa y África, se mantienen como su muro de fuego final, que solo llegará a caer con el desarrollo de ordenadores cuánticos de última generación.
De momento, el anunció de la China de Xi Jinping no es más que un “tiro de advertencia”, un compromiso público con sus capacidades de desarrollo de este tipo de computación. Y, sin embargo, aunque este gobierno comunista no ha conseguido poner fecha de caducidad a los estándares de cifrado universalmente vigentes, sí que es un posicionamiento de dominio sobre el paradigma cuántico dentro de condiciones específicas y controladas.
Para las grandes potencias y para las empresas de tecnología más avanzadas, liderar la transición internacional hacia nuevas formas de ciberseguridad y descifrado implica no quedar en la irrelevancia y a merced de amenazas emergentes. En esta etapa donde su implementación completa demorará varios años, todo sigue siendo deslumbre e intimidación verosímiles, un juego de presunción estratégica que es, tanto propaganda, como marketing.
Prepararse para una futura criptografía y desencriptación “poscuántica” exige medidas de capacitación y adaptación de equipos tecnológicos y humanos que puedan resolver y aprovechar los estándares más finos, la alta velocidad, la potencia y el ahorro energético de esta nueva manera de ofrecer comunicación, seguridad y medidas de espionaje.
Ya están en ello no solo el Estado fundado por Mao, sino organizaciones rivales como el Instituto Nacional de Estándares y Tecnología de los Estados Unidos o “NIST”.
Imagen: China o Zhongguo, la Nación del Centro, Pamir Consulting.