A fines de los años 70, en Argentina se hizo muy popular un juego de mesa llamado TEG que consistía en ir conquistando regiones en un mapa mundial a través de una mezcla de suerte (con dados) y estrategia (atacar, defenderse, saber esperar, etc.) Bueno, ahora parece que las empresas organizadoras de las dos ferias más importantes de tecnología de consumo, hablo del CES, en Las Vegas, y de la IFA, en Berlín, están jugando al TEG y tienen un objetivo en común: conquistar Asia.
El aumento exponencial que tuvo la industria electrónica de consumo, sobre todo en la última década, provocó que las expos más fuertes del sector crecieran sin pausa. Lo hicieron en cada edición anual, tanto en convocatoria de asistentes como en patrocinadores y en generadoras de grandes negocios para sus expositores. El año pasado IFA, organizado desde 1924 por la empresa alemana Messe Berlín, rompió su récord al convocar en la capital germana durante tres días a 250 mil personas y generar negocios por 4,700 millones de euros.
Pero uno de los grandes mercados a conquistar en los últimos tiempos es, sin duda, el asiático. El mercado potencial (solo China tiene 1,500 millones de habitantes) es enorme. No es casualidad que haya al menos media docena de ferias tecnológicas importantes repartidas entre Japón, Corea y China.
Este año Messe Berlin decidió expandirse y poner un pie en China. El 20 de abril inauguró la CE China en Shenzhen, una enorme y moderna ciudad portuaria ubicada a unos 40 kilómetros al sur de Hong Kong. Había ansiedad en los organizadores: era la primera vez que la feria salía de Europa. “Lo hicimos para satisfacer la creciente demanda entre las empresas globales y entender mejor las oportunidades de este mercado, cada vez de mayor importancia”, dijo un siempre sonriente Christian Goke, CEO de Messe, en la conferencia de prensa realizada en Hong Kong. Su objetivo estuvo cumplido al día siguiente cuando inauguró la feria junto a Guo Limin, director general de comercio de Shenzhen.
La feria en sí no mostró muchas novedades y tampoco un gran tamaño. Un puñado de stands de empresas alemanas (Bosch y Siemens a la cabeza con los de mayor tamaño) y algunos otros patrocinadores asiáticos, como el gigante de comercio Alibaba, el retail Gome y la cadena de tiendas electrónicas Suning. Pero la apuesta, dijeron, es a largo plazo. ¿Llegarán las coreanas LG y Samsung? Lo importante fue anclar. Y lo hicieron.
En la CE se destacaron una gran cantidad de marcas de smartphones desconocidas en estos lados del mundo, como “Ivargo”, pero con productos idénticos (al menos en su diseño externo) al iPhone 6 de Apple. Bueno, en definitiva los fabrican allá, ¿no? También vi drones, electrodomésticos inteligentes y algo que me llamó la atención: muchas cafeteras modernas. Destaco algunos proyectos de IoT (productos con sensores que se conectan) bastante interesantes, como el bastón inteligente, un casco para andar en bicicleta y Chipolo, un simpático botón que se puede adosar a cualquier cosa (mochila, llaves, computadora) que se conecta con nuestro celular para que, en caso de pérdida, podamos saber dónde está y emitir un sonido que nos avise. Me gustaron mucho unos lentes de realidad virtual de la marca Dlodlo, muy cool, más cercanas a los anteojos de sol RayBan que a los horribles visores Oculus que vimos hasta el momento. Ojalá marquen un camino a seguir.
Por su parte, el tradicional CES se realiza en Estados Unidos desde 1967. Es propiedad de la empresa Consumer Technology Association (CTA) y las primeras ediciones fueron en la ciudad de Nueva York. Desde 1978 se sumaron Las Vegas y Chicago. Pero el año pasado también el CES desembarcó en el Pacífico, en la mítica Shanghai. No les fue nada mal, juntaron a 30 mil personas en tres días. Los organizadores están contenidos porque este año harán su segunda edición a mediados de mayo y tienen el 40% más de inscriptos que en la misma época del año pasado. Prometieron varias conferencias de calidad. En palabras del CEO de la CTA, Gary Shapiro, son “una oportunidad para que los asistentes aprendan de personas innovadoras tanto en el espacio de tecnología tradicional como no tradicional, y tengan la oportunidad de obtener una visión de los líderes que están creciendo en nuestra industria global". El show fue elegido hace cinco meses el “evento comercial oficial” del Departamento de Comercio de los EE. UU y le sirve como una certificación a los empresarios que están deseosos de hacer negocios con China.
La innovación, las impresoras 3D y la creatividad florecen en estas ferias con la misma velocidad con la que se cierra un negocio. Los empresarios y emprendedores deben apurarse. No hablar de más (en China es una falta de respeto). Y a cambio el gigante de Asia debe gestionar bien sus casi infinitos recursos y está dispuesta a pagar un boleto para subirse al tren de la tecnología. Y mostrarle al mundo todo lo que tiene para vender.