Durante el fin de semana, SpaceX destruyó su propia nave Crew Dragon, esto como parte de las últimas pruebas que realiza la compañía antes de ejecutar un vuelo con astronautas en su interior.
Desde el Centro Espacial Kennedy de la NASA, en Florida, Estados Unidos, SpaceX lanzó un cohete Falcon 9 con la cápsula Crew Dragon.
Segundos después de su exitoso despegue, comenzó la prueba, que tenía como objetivo "demostrar la capacidad de la Crew Dragon de separarse con seguridad del cohete Falcon 9 en el improbable caso de una emergencia en vuelo", afirmó la creada por Elon Musk.
SpaceX afirma que la nave pudo activar intencionalmente los propulsores de aborto aproximadamente un minuto y medio después del despegue. Posteriormente, los motores del Falcon 9 se apagaron y explotó.
Después de que la cápsula Crew Dragon se separara del Falcon 9 y acelerara con sus propios motores, para alejarse del cohete en llamas, se desplegaron cuatro paracaídas que ayudaron a la cápsula y a la tripulación (dos maniquíes con sensores especiales), a caer en el océano Atlántico.