Review - Death Stranding 2, uno de los mejores juegos que hemos jugado en toda nuestra vida

Cuando hace unas semanas publicamos nuestras primeras impresiones de Death Stranding 2: On the Beach tras llegar al 50% de la historia, no imaginábamos que los que nos aguardaba era de una ambición tal que quedaríamos sin aliento, ni que el impacto sensorial y emocional que tendría en nosotros nos haría actualizar criterios personales para considerarlo uno de los mejores juegos que hemos jugado en toda nuestra vida, mucho menos que estaríamos ante la que probablemente sea LA obra maestra de Hideo Kojima (considerando todas las obras maestras que presume en su histórico).

 

Es la noción con la que abrimos el presente review, pues Death Stranding 2: On the Beach es un juego de lenta cocción que debe dejarse reposar, uno con el que el usuario debe tener la mejor disposición para dejarse abrazar por su mundo y propuesta, porque si bien la jornada es pausada y en ocasiones ardua y compleja, la recompensa es mayúscula, de manera que aquello que se opine estando a la mitad de la aventura definitivamente no será lo mismo que se externe una vez que corren los créditos finales, incluso si en ambos momentos la opinión se mantiene en el espectro de lo positivo.

 

Pero entonces, teniendo en cuenta lo divisiva que fue la primera entrega y las cualidades —para nosotros, magistrales— de la secuela, ¿es Death Stranding 2 lo suficientemente robusto y plural como para convencer de adentrarse en su propuesta a audiencias que no conectaron con el anterior? ¿O más bien vuelve a ser una obra que debe ser analizada a la luz del nicho? La respuesta para los dos cuestionamientos es afirmativa, porque la obra de Kojima es una producción AAA en todos los sentidos —reflejado en elenco, valores artísticos y poderío técnico—, y por otro lado es un desfile de inquietudes que el creador de Metal Gear expone con un peculiar tono que será familiar para quienes estén acostumbrados a su cuerpo de trabajo.

 

 

Reconectando

 

Han pasado 11 meses desde los eventos del primer juego y Sam vive en el retiro con Lou, luego de haberle dado la espalda a las UCA y huir. La tranquilidad se ve interrumpida con la llegada de Fragile, quien le pide al protagonista conectar la red quiral, pero ahora en México.

 

Lo que parecía ser una misión estándar, termina convirtiéndose en una odisea que llevará a Sam de México a Australia, y en la que se reencontrará con viejos amigos, conocerá a nuevos aliados, se enfrentará a un adversario que está de regreso y, lo más importante, desentrañará más secretos acerca de sí mismo, de Lou y de otros personajes con quienes está directa o indirectamente relacionado, en una vorágine argumental que pone los acentos en el drama y la emoción, y que se allega de una fuerte carga de secuencias de acción y combate.

 

 

La fórmula mejorada, con un añadido que será familiar

 

Nosotros nos consideramos dentro de ese público para el que el primer Death Stranding es interesante, pero accidentado y hasta tedioso. Tanto en su lanzamiento original en PS4 en 2019 como en su Director’s Cut en PS5 de 2021, siempre nos pareció una idea ambiciosa a la que le faltó cohesión —quizá derivado de que Kojima quería presentar un trabajo que debía sentirse disruptivo después de que Konami lo separara de sus filas—, con un gameplay realmente único, sí, pero a merced de un ritmo y un desarrollo de campaña que podían percibirse a la deriva.

 

Tremenda sorpresa nos llevamos al ver que Death Stranding 2, sin alterar el gameplay central del original (administración de cargamento, traslado y entrega de paquetes), pule aquellos aspectos que antes se sentían ásperos y provee al jugador de una sensación al control más dinámica, a la vez que incorpora toda una gama de posibilidades y enfoques de combate y stealth que es imposible no comparar con los de Metal Gear Solid V: The Phantom Pain, el último Metal Gear en el que trabajó Kojima (y para nosotros, el juego definitivo de stealth hasta la fecha).

 

Incluso hay misiones en las que el objetivo es sabotear alguna base enemiga y neutralizar a todos los adversarios, dejándole al jugador la decisión de aproximarse cual Solid Snake / Big Boss escabulléndose sigilosamente, usando el entorno para ocultarse e inhabilitando al enemigo con un certero ataque por la espalda, o bien de armarse hasta los dientes y repartir tiros sin el menor asomo de discreción. Las reminiscencias a Metal Gear no se quedan ahí y van muchísimo más allá del combate y del stealth, o de la tan comentada apariencia de uno de los personajes más importantes del juego, lo que nos hace pensar que Kojima es y será incapaz de dejar atrás su creación más famosa —lo cual en definitiva no es queja.

 

 

Este gameplay mejorado y aumentado, a la par de una narrativa que fluye sin forzarse y una calidad gráfica sin igual, hacen que dejarse abrazar por Death Stranding 2 sea inevitable. A diferencia del primer juego, aquí es fácil convencerse de la lógica de conectar gente/regiones, y no importa si alguna misión requiere destinar 50 minutos a recorrer una distancia considerable y transitar por terrenos difíciles como montañas nevadas o zonas invadidas por BTs; se emprende con un enorme gusto por “ayudar” y por sumarse al esfuerzo colectivo reflejado en las construcciones de otros jugadores. La diferencia aquí es que impera armonía entre jugabilidad, navegación y una historia que atrapa, conmueve y emociona.

 

Kojima siendo Kojima

 

Es importante resaltar que Death Stranding 2 es un juego, en el mejor sentido de la palabra, extraño y que está lleno de absurdos con los que es mejor hacer las paces, así como de explicaciones extensas para justificar el funcionamiento de su propia ficción. ¿Definir como ”Repatriar” y no “Reintentar” la opción de reiniciar cada que se pierde la partida no resulta demasiado rebuscado? Por supuesto que sí. ¿O qué tal tanta insistencia en torno a cómo operan el alquitrán y sus corrientes para facilitar el desplazamiento de la nave DHV Magellan a través del mapa? Nos atrevemos a decir que nadie se detendría a pensar en eso.

 

Pero lo cierto es que ese es uno de los sellos de Kojima: darle autenticidad a sus universos explicando cómo funciona cada pieza. Lo subrayamos, porque conforme la campaña de Death Stranding 2 progresa, el argumento va incorporando lógicas, momentos, pláticas y explicaciones que podrían desorientar o incluso alejar a aquellos que ya sentían agobiante el gameplay central. A ello todavía hay que sumar que el juego tiene agenda (de la misma manera en que los Metal Gear Solid también la tuvieron) y que se toma su tiempo para externar sus convicciones sobre las relaciones humanas y la necesidad de contacto físico.

 

 

Pero como dijimos líneas más arriba, la recompensa es mayúscula. Detractores del primer Death Stranding, escépticos de los más recientes intereses narrativos de Kojima, usuarios intrigados por conocer qué depara el título, y, desde luego, fans de Kojima y/o de la entrega predecesora: sepan que Death Stranding 2 es una experiencia que se debe vivir. Estén conscientes de que el juego comienza a mostrar sus verdaderas cartas hasta pasadas las primeras ocho o diez horas, tengan la disposición de dejarse llevar —aún con los excesos rebuscados— y estarán ante un título que los sujetará de la mano con fuerza y no los soltará.

 

Rara vez convergen en un videojuego valores multimillonarios de producción constatables en pantalla, universos con engranajes peculiares para funcionar, sabores permanentemente “extraños” y de nicho, sensibilidades honestas que impactan, momentos de majestuosidad y contemplación, dilemas complejos propios de la interacciones humanas, secuencias de acción ambiciosas e impresionantes, y discursos con alta carga emocional. Se antojan contrapuntos unos de otros, y aún así aquí llegan a una perfecta armonía con la que es imposible no quedar convencido de que se está ante un verdadero evento en gaming.

 

 

Apartado técnico

 

No hay un juego de consola que en este momento luzca mejor que Death Stranding 2. El motor Decima, propiedad de Guerrilla Games, ya había sido llevado a un grado irreal de fidelidad gráfica en Horizon Forbidden West, particularmente con la expansión Burning Shores, en la que nubes volumétricas, modelos y comportamiento de líquidos fungieron como el testimonio más claro de hasta dónde estaban siendo empujados los alcances de esta tecnología, y ahora Death Stranding 2 llega para elevar aún más la vara.

 

Los modelos de los personajes, las texturas, el comportamiento de cabello y fluidos, la captura de movimiento facial, los efectos especiales y los siempre increíbles diseños de Yoji Shinkawa son un espectáculo que jamás deja de sorprender, sea a través de gameplay en tiempo real o al admirar una secuencia cinemática. Motores como Unreal Engine siempre han sido soluciones cercanas y confiables, pero la industria de juegos AAA debería acercarse más a Decima, porque queda claro que con él se pueden alcanzar resultados fuera de serie.

 

 

Hablando del apartado sonoro, Kojima vuelve a apostar por la fuerza del ambiental y por un soundtrack conformado por piezas instaladas en el art pop, varias de ellas compuestas en específico para el juego por el artista francés Woodkid, y que aparecen en momentos en los que el jugador es envuelto por el paisaje mientras recorre el terreno (también es posible escuchar a voluntad en el reproductor las canciones que se vayan desbloqueando). Y por lo que hace al diseño de audio, tal como ocurre con cualquier juego de Kojima, estamos ante un deleite auditivo que redondea la identidad única a la que el estudio apunta.

 

Conclusión

 

Dejando de lado rankings personales, Death Stranding 2: On the Beach quizá sea LA obra maestra de Hideo Kojima, o por lo menos, aquella que puede tildarse de encarnar a un “Kojima definitivo”, pues aglutina lo que exploró y perfeccionó a lo largo de décadas no sólo en materia de gameplay, sino también en presentación, temáticas, inquietudes y momentos.

 

No estábamos listos para todo lo que Death Stranding 2 depara (las últimas siete u ocho horas son un absoluto delirio), mucho menos imaginábamos la manera en que nos iba a impactar (consecuencia de que la primera entrega jamás nos terminó de convencer). Y ahora, con toda seguridad, podemos afirmar que éste es uno de los mejores juegos que hemos jugado en toda nuestra vida. Será difícil encontrar un título que nos mueva como lo hizo Death Stranding 2, de esos que lo dejan a uno marcado para la posteridad.

Calificación: 10/10
Death Stranding 2: On the Beach
Desarrollador: Kojima Productions
Publisher: Sony Interactive Entertainment
Disponible en PlayStation 5

 

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