
Llevamos poco más de una semana jugando encarecidamente Death Stranding 2: On the Beach, el esperado y más reciente título de Hideo Kojima, indiscutible genio que con sus juegos coloca la mira en el espectro AAA y se desenvuelve con elogios dentro de él, a pesar de que sus inquietudes temáticas y perspectivas de gameplay tengan más inclinación hacia el nicho y la experimentación que al perfil masificado.
Después de 23 horas de juego y de haber llegado al 50% de la historia, estimamos que es buen momento para compartir impresiones, es decir, nuestra experiencia con Death Stranding 2: On the Beach hasta el momento, en un afán de ofrecer un punto de referencia para aquellas personas que siguen la trayectoria de Kojima y que quieran conocer qué tan recomendable es su nuevo trabajo, o para las que quedaron desconcertadas con el primer Death Stranding tras darse cuenta de cuán alejado está de la franquicia por la que el japonés se convirtió en una leyenda viviente: Metal Gear.
Antes que nada, sigue siendo Death Stranding
Los avances que Kojima Productions y PlayStation revelaron a largo de toda la campaña publicitaria, sugerían que Death Stranding 2 podría haberse desviado de la propuesta central del título original, pues el énfasis se colocó en secuencias de acción y en algunas mecánicas que parecían haber sido diseñadas para hacer de ésta una secuela mucho más dinámica. Habiendo llegado a la mitad de la experiencia, podemos decir que, en materia de gameplay general, sigue siendo un Death Stranding en toda la extensión de la idea.
La historia arranca con Fragile localizando a Sam Porter Bridges, quien desapareció junto con Lou tras los eventos del primer juego. Posterior a una serie de actualizaciones y exposiciones, el protagonista que interpreta Norman Reedus parte nuevamente hacia la aventura, con el fin de extender la red quiral y de conectar ciudades y personas que quedaron en el aislamiento, tal como lo hizo con las United Cities of America (UCA) en la entrega que antecede, solo que ahora iniciando su jornada en México.
La idea toral y sus mecánicas se mantienen como las recordamos: las misiones principales y secundarias versan (casi todas) en la entrega de paquetes, con la diferencia de que las primeras permiten avanzar en la historia y habilitan nuevas zonas que deben visitarse para extender la red quiral y entregar más paquetes, mientras que las segundas tienen por objeto subir reputación y desbloquear amenidades. Todo esto permanece intacto y es necesario subrayarlo para evitar posibles confusiones derivadas de tráilers o de expectativas equivocadas.
Mejorando y complementando lo que antes no terminaba de convencer
Al igual que el primer juego, el ritmo es pausado, sobre todo en la primera parte, recorriendo el mundo abierto a pie y sin vehículos ni exoesqueletos ni estructuras facilitadoras de por medio. Pero es evidente que Kojima sabe que aquí ofrece un gameplay depurado, con los fundamentos que ya conocemos, sí, pero ahora llevados a un grado de optimización que desde el arranque mismo invitan a dejarse llevar por el sentido de aventura, grandiosidad y soledad de la jornada, a ser parte de una experiencia, aún si no se tuvo particular gusto por el título de 2019.
El refinamiento del gameplay por supuesto que impacta en todas las demás aristas, reflejado en la capacidad que tiene el juego para “vivirse a flor de piel” y de hacer que el usuario se involucre y emocione con lo que ocurre en pantalla.
El mundo, los personajes y la entrega de paquetes ya nos tenían comprometidos a seguir uniendo ciudades y personas, y a continuar desentrañando un argumento que no por ser rebuscado deja de ser fascinante —a la mejor usanza de Kojima. Pero para cuando llegó el momento de enfrentarnos a un primer meca, la explosión de sensaciones nos invadió por completo, y para cuando llegamos a esa secuencia que tanto hemos visto en redes —la del personaje reminiscente a Solid Snake, rodeado de fuegos artificiales y acompañado de un séquito de soldados de cráneos expuestos—-, el rush de adrenalina llegó sin avisar y no pudimos contener el grito de emoción.
¿La razón? Un gameplay que está diseñado también para dar rienda suelta a la acción. Estar ante un adversario gigante en el primer Death Stranding era tropezado, mientras que aquí el usuario puede hacer uso de una aproximación inspirada en las mecánicas action-stealth de Metal Gear Solid V: The Phantom Pain (para nosotros el juego definitivo de stealth, valga el apunte).
Es fascinante ver a Kojima sin intenciones de alejarse de los fundamentos de sigilo con los que redefinió la industria. Quienes hayan jugado MGSV: The Phantom Pain, recordarán que la mejor manera de llevar a cabo una misión involucraba acercarse al área de interés con ayuda de facilitador (caballo, vehículo o walker), hacer reconocimiento a distancia con los binoculares, marcar enemigos, desplazarse con rapidez por el terreno, agacharse, cubrirse, someter sigilosamente a los adversarios desprevenidos, neutralizar a los que estaban en la lejanía, cumplir con el objetivo y regresar a la base. En caso de ser descubierto, el combate cuerpo a cuerpo o a la repartición adrenalínica de balas eran la opción a agotar. Salvo obviedades, Death Stranding 2 puede jugarse exactamente igual.
Y cuando el shooting es protagonista, como con ese primer meca que mencionamos líneas más arriba, la escuela MGSV: The Phantom Pain también está presente. Dicho de otro modo, Death Stranding 2 se ha sentido como estar expuesto ante un Kojima condensado.
¿Qué más nos depara la segunda mitad del juego? Nos urge descubrirlo. Pero sabemos que, a pesar de la acción y del stealth que aquí se reforzaron, al final del día esto es Death Stranding y, por ende, es de lenta cocción (para dimensionar, encontrar a Heartman requiere llegar hasta el punto en el que nos encontramos, la mitad de la aventura, pasadas las 20 horas de juego).
Estamos amando Death Stranding 2: On the Beach, de manera inversa a la que jamás nos terminó de convencer el primer Death Stranding. Tenemos la impresión de que lo que empezó como un experimento estrenado en 2019 y derivado de un divorcio creativo, aquí encontró su forma definitiva, tanto en la manera de exponer el argumento y de presentar el mundo, como en los múltiples frentes del elaborado gameplay. Y nos tiene fascinados.
