- Explorar los escenarios en busca de fósiles es divertido
- Hay un montón de dinosaurios por descubrir
- Echar a pelear dinosaurios es entretenido
- La interfaz y menús de combate se sienten saturados
- Parece un juego infantil, pero no tiene la simplicidad para atraer a un menor
Entre Parentesis
Si disfrutas de los juegos de Pokémon o Monster Hunter, puede que encuentres atractivo a Fossil Fighters: Frontier, pero si tu idea es recomendarlo a un niño, piensa de una vez que tendrás que auxiliarlo para entender el juego.
Pasé mi primera hora con Fossil Fighters: Frontier conduciendo una camioneta, desenterrando fósiles y echando a pelear dinosaurios que restauré a partir de un proceso que hubiera causado risa a un paleontólogo. En mi segunda hora de juego descubrí que había distintos tipos de “vivosaurios” –así se llaman los dinos de Fossil Fighters–, y que cada tipo de vivosaurio era efectivo contra cierto tipo de lagartija prehistórica. En mi tercera hora de juego entendí que, Fossil Fighters: Frontier es lo más cercano que Pokémon estará de los dinosaurios –aunque algunos Pokémon estén basados en ellos–. Si esta descripción te parece divertida, entonces puede que los vivosaurios sean para ti.
Pokémon hace 65 millones de años
Fossil Fighters: Frontier es un juego de rol en el que en lugar de lanzar hechizos mandarás a un Tiranosaurio con paliacate a pelear. Y lo harás en combates en 3D que tienen la típica estructura de juego de rol; el combate es por turnos y cada vivosaurio cuenta con ciertos tipos de ataques. Aunque al inicio, Fossil Fighters te dota con un dinosaurio –algo así como tu pokémon inicial–, a lo largo del juego podrás utilizar más vivosaurios “reviviéndolos” de sus formas fosilizadas. Buena parte del atractivo de FF: Frontier está en salir a desenterrar fósiles que, por cierto, se desentierran a través de un breve minijuego en el que con la ayuda del stylus remueves la piedra adherida al fósil. No es la gran ciencia, pero el juego se las ingenia para que desenterrar los fósiles sea más entretenido que lanzar pokebolas una y otra vez. Y, claro, como son pokemones, digo, vivosaurios, cada dino puede evolucionar en una forma más poderosa, aunque para hacerlo hay que recolectar todas las piezas de un fósil.
Las versiones prehistóricas de Bulbasaur, Squirtle y Charmander. El cuarto dino es DLC.
Y como ningún entrenador de dinosaurios podría jactarse de serlo sin una camioneta adaptada para cazar y desenterrar dinos, Fossil Fighters: Frontier te equipa, desde el inicio, con un vehículo que podrás mejorar conforme avances en el juego. Las mejoras van desde unas llantas más anchas hasta un taladro –porque sí, los peleontólogos desentierran fósiles con taladros– que te dará más tiempo para desenterrar fósiles. Conducir por los escenarios de Fossil Fighters le da cierto dinamismo al juego, aunque tampoco esperes una experiencia digna del Parque Jurásico.
En mi cuarta hora de juego comprendí que el objetivo en Fossil Fighters: Frontier es convertirse en el mejor entrenador de dinos –o wardens, según la jerga del juego–. Para ello, tuve que resucitar más fósiles, subir de nivel a mis vivosaurios y sacar provecho al esquema piedra-papel-tijera que Fossil Fighters emplea. Y dado que el título pone énfasis en el combate con otros wardens, cada parque tiene un estadio en el que puedes competir contra otros entrenadores y ganar experiencia con mayor rapidez, algo así como los gimnasios en Pokémon, pero sin temáticas y acertijos.
Estimado paleontólogo: No salga a las Islas Galápagos sin su Monster Truck y sus taladros.
Interfaz jurásica
Aunque me divertí con Fossil Fighters: Frontier, me da la impresión que el título tiene cierto conflicto de identidad. Su estilo gráfico y personajes caricaturizados dan al juego un aspecto infantil, pero su sistema de juego –y particularmente los menús de combate– me parecieron lo suficientemente complejos para que un niño de menos de 10 años requiera la ayuda de un adulto para disfrutarlo. Parte del problema que le encuentro al juego es que erró en imitar la simplicidad con la que Pokémon aborda las batallas. Me tomó un par de intentos entender cómo visualizar mi equipo de dinosaurios, y tampoco me quedó del todo claro cuáles dinos eran efectivos contra otros.
Un cuadro de texto más y este juego se extingue.
Igual, debo decir que disfruté de Fossil Fighters: Frontier, pero siento que soy una excepción. Soy un tipo que sigue encontrando atractivo a Pikachu y compañía, y encima soy fanático declarado de los dinosaurios. Puede que Fossil Fighters apele a los fanáticos de Pokémon o Monster Hunter; el único problema es que dudo mucho que ellos dejen de jugar esos títulos para brindarle algunas horas a Fossil Fighters. Pero si lo hicieran, creo que disfrutarán la experiencia.