En el último año, han sido varias las ocasiones en las que algún fragmento de basura espacial procedente de estos vehículos se ha desorbitado y caído sobre la Tierra, por eso, los científicos se preparan para recibir chatarra.
En esta ocasión se trata de fragmentos del cohete Long March 5B que se usó el 24 de julio para llevar nuevas piezas a la estación espacial Tiangong. Según las observaciones y los cálculos de Jonathan McDowell, un astrofísico del Centro Harvard-Smithsonian, la primera fase del cohete chino se dejó libremente en órbita después de realizar su trabajo. Por lo tanto, lo más probable es que se desorbite y caiga descontroladamente sobre la Tierra.
Esto es algo común, no pasa solo con cohetes chinos. El resultado suele ser que los fragmentos de basura espacial se queman al entrar en contacto con la atmósfera, reduciéndose a pedazos tan pequeños que sería muy raro que generen daños.
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Sin embargo, este caso podría ser algo más preocupante, ya que el cohete que se usó mide 53,6 metros y pesa 837.500 kilogramos. Por mucho que se descomponga, los fragmentos podrían seguir siendo grandes y suponer un riesgo.