Pionera en la computación, Evelyn Berezin (1925-2018) construyó y comercializó el primer procesador de palabras computarizado, el Redactron. Además, también fundó, en 1969, la startup dedicada exclusivamente a venderlo, Redactron Corporation.
El procesador de palabras es, sin duda, uno de los mayores logros de la computación del siglo XX: liberó a los usuarios de tener que reescribir páginas enteras sólo por haber tecleado mal una palabra, o incluso de hacer varias veces un mismo texto que tiene como propósito tener pocas variaciones de palabras.
Las máquinas creadas por Berezin eran grandes, ruidosas y lentas, pero funcionales. De hecho, fueron tan eficientes que pusieron en peligro el trabajo de quien para entonces representaba el 6% de la fuerza laboral americana: las secretarias.
Después del advenimiento del procesador de palabras, prácticamente cualquiera podía volverse experto en transcribir textos o dictados. "Me avergüenza nunca haber pensado en eso, que pondría en peligro el trabajo de ciertas mujeres" declaró Berezin en una entrevista el año pasado.
El Redactron medía 40 pulgadas, lo mismo que un pequeño refrigerador, y tenía 13 chips semiconductores, algunos de los cuales fueron diseñados por la misma Berezin. Las versiones posteriores fueron más pequeñas y tenían impresoras separables, además de monitor y memorias cache más grandes.
En otras palabras, fue un éxito y logró vender cerca de 10 mil unidades antes de los problemas financieros. En 1976, Burroughs Corporation compró la compañía de Berezin, quien fue nombrada presidenta de la división de Redactron, puesto que ocupó hasta 1980.
Con numerosos artículos en diversas publicaciones, todos alababan la mente de Berezin, su ingenio y manera de llevar las riendas de su empresa.
El procesador de palabras no fue su único triunfo: la pionera de la tecnología de origen judio creó sistemas para controlar la distribución de revistas, llevar cuentas de corporaciones y hacer transacciones bancarias automatizadas (también decía tener el crédito de ser la inventora del primer sistema de reservaciones para aerolíneas computarizado).
Sin duda, el sábado pasado murió una de las grandes de la tecnología, pero deja su legado que sobrevivirá por mucho tiempo. Tal como afirmó Gwyn Headley en un artículo, sin Berezin no habría Bill Gates ni Steve Jobs, tampoco Internet ni hojas de cálculo. Nada de aquello que conecta a los negocios con el siglo XXI.
Diagnosticada con linfoma hace algunos meses, Evelyn Berezin eligió no seguir un tratamiento. En 2001 fue incluida en la Women in Technology International Hall of Fame.
