La noche de ayer, un sismo (o mejor dicho, terremoto) de 8.2 grados sacudió el centro y sur de México, con un saldo de más 30 muertos hasta el momento en Oaxaca, Tabasco y Chiapas, éste último, lugar del epicentro.
Es inevitable recordar el terremoto de 1985, pues dentro de 11 días se cumplen 32 años de la tragedia. Obviamente, no recuerdo nada de ese día, apenas tenía un año de edad, pero me tocó crecer en los 90. En ese entonces, la única forma de saber si todos estaban bien era marcar por teléfono con la esperanza de que no se hubieran cortado las líneas, o esperar a que llegaran sanos y salvos a casa. Era una época ajena a la era digital.
“¿Y eso qué?”, se estarán preguntando. Después del temblor de anoche, Facebook activó su función Safety Check en México. La herramienta permite a los usuarios de la red social confirmar que están a salvo, en peligro o fuera del área afectada a través de un botón; asimismo, facilita encontrar centros de acopio o lugares de atención para los afectados.
Nunca he negado mi aversión por las redes sociales. No soy un intelectual ni mucho menos me considero uno, pero comparto la opinión de Umberto Eco sobre el tema (si les interesa saber qué decía, pueden hacer clic aquí). Sin embargo, más allá del meme ocasional o del activismo de escritorio, siempre he reconocido la función y el poder de estas plataformas como medio para conectarnos con los demás, y qué mejor cuando se ve reflejado en situaciones como la que vivimos la madrugada pasada.
La primera vez que Facebook activó el Safety Check fue en junio de 2016, en el contexto del tiroteo de Orlando en un club nocturno que dejó un saldo de 50 muertos.
Un año después, la función recibió mucha atención tras los atentados terroristas de Barcelona, el mes pasado.
