Hace poco te compartimos la historia de Simon Oxley, el creador del primer logo de Twitter, quien recibió por su diseño la no envidiable cantidad de $3 dólares. Pero la realidad es que el mundo está lleno de casos de este tipo en los que mentes geniales no siempre son recompensadas como deberían. La BBC hizo un recuento con diez de estas historias, pero nosotros te compartimos específicamente los que tienen que ver con el mundo de la tecnología.
1. Douglas Engelbart, el inventor del mouse. Siempre tuvo la inquietud de poder controlar una computadora desde el exterior, de ahí que trabajara en un proyecto que más tarde conoceríamos todos como mouse o ratón. El problema es que no se popularizó sino hasta un par de décadas después, cuando la patente que Douglas registró, ya había caducado.
El hubiera no existe, así que es difícil calcular con exactitud su posible fortuna, pero lo que sí es un hecho es que se han vendido 100,000 millones de estos accesorios desde mediados de los 80.
2. El primer LED de la historia —hasta donde se tiene registro— se lo debemos a Nick Holonyak, de Estados Unidos. Desde su aportación en 1962 dijo que algún día ese sería el remplazo de la bombilla de Thomas Alva Edison, y así fue. Hoy en día las lámparas LED ya no son simples luces indicadoras en aparatos electrónicos, sino que las encontramos como fuente de iluminación en diversos artefactos por su brillo y eficiencia de consumo.
3. ¿Cómo se te ocurre que pudo haber surgido el Tetris, uno de los juegos más populares de los 90? Aunque no lo creas, se le debe a un programador informático ruso llamado Alexey Pajitnov, quién lo hizo en un centro de investigación financiado por el gobierno ruso en 1985. Sin embargo, tuvieron que pasar diez largos años para que Alexey comenzara a recibir regalías, tiempo en el que formó The Tetris Company.
4. Este tipo de datos siempre motivan o deprimen, pues la creación del MP3 se la debemos a un estudiante de posgrado alemán, su nombre es Karlheinz Brandenburg y comenzó con el proyecto desde la década de los 80, pero desafortunadamente la falta de dinero le impidió distribuir el software, así que lo tuvo que comercializar como shareware, un método en el que se reconoce la propiedad intelectual del creador, pero tiene demasiadas restricciones comerciales que benefician en muy poco a los autores.
5. Por último, el londinense Tim Berners-Lee es el responsable de que en estos momentos no estés leyendo gracias a que inventó la World Wide Web (sí, esa “triple w” que aparece al inicio de la dirección de cada página que visitas).
Este invento tenía como fin ayudarles a los científicos que trabajaban en el laboratorio europeo de investigación en el CERN. Aunque en este caso el mismo autor es el que declara que el éxito de su invento se debió al hecho de que era gratuito.
A todos estos inventores les sobraron los reconocimientos, y aunque posiblemente no ocurría lo mismo con el dinero, muchos siempre se han proclamado en favor de traer beneficios para la sociedad, de manera que no siempre están motivados por la fortuna.