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Review - Bionic Bay: Un maravilloso platformer que lo misma fascina que inquieta


Bionic Bay es, desde ya, uno de nuestros juegos favoritos de 2025

por: Uriel Barco Uriel Barco

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El género de plataformas está tan asociado al videojuego como concepto —a su esencia, causa y fin mismos—-, que en pleno 2025 se antoja imposible pensar que pueda ser llevado a nuevos horizontes que no sean necesariamente aquellos que definen las compañías más representativas de la industria, como Nintendo con Super Mario (el ícono por excelencia del platforming) o inclusive ahora PlayStation con Astro.

 

Sin embargo, sólo hace falta colocar la mirada sobre lo que ocurre en el circuito indie para recordar que los plataformeros siempre serán tan novedosos como se lo propongan los estudios desarrolladores, tal como lo demuestra ahora Bionic Bay, un fenomenal título en 2D que se allega de un complejo apartado visual en pixel-art y de mecánicas que descansan en la física y en la precisión, para ofrecer una propuesta con personalidad y desafío que lo mismo resulta fascinante que inquietante.

 

 

En el silencio y el misterio

 

Bionic Bay es un juego que se inclina por contar su historia no por medio de cinemáticas ni de extensos diálogos, sino a través de su mundo y de algunos registros que se encuentran regados a lo largo de la aventura. Podríamos decir que ni siquiera hay un guion en el sentido tradicional del término, ya que, en todo caso, las aristas argumentales están al servicio de la experiencia inmersiva, en términos de ambientación y gameplay, por la que apuestan el artista y diseñador Juhana Myllys (mediante su estudio Mureena Oy) y la desarrolladora Psychoflow Studio, encargada de proveer al juego de su poderoso apartado de física.

 

El juego arranca con un accidente de laboratorio y, sin más, el usuario es dejado en medio de un mundo biomecánico que quizá no sea de pesadilla como los que imaginaba y pintaba H.R. Giger, pero que sí se ajusta a una visión retrofuturista empapada de sepias, verdes y contraluces, en la que la maquinaria, bordes y superficies parecieran contar con elementos biológicos que bien podrían ser troncos de árboles o el extremo de algún órgano.

 

A partir de ese momento, el usuario irá sumergiéndose en los múltiples niveles lineales que componen esta jornada de platforming y resolución de puzzles, siempre en compañía de un silencio que sería casi total si no fuera por el tenue ruido ambiental —-diseñado para también subrayar la fusión de organismo y artificialidad—- o por alguna muy ocasional pista de banda sonora que hace acto de presencia en ciertos momentos de mayor tensión.

 

 

Plataformas y manipulación

 

En Bionic Bay la precisión es la constante. Desde el arranque queda claro que el movimiento de los protagonistas y la manera en que sus cuerpos reaccionan al entorno se atienen a un motor de física con el que cada salto e interacción con objetos debe ejecutarse cuidadosamente (hasta la caja más pequeña es capaz de liquidar a nuestros personajes si les cae encima por accidente). Y es esta misma dominancia de la física la que le da entrada a la otra gran estrella del juego: la manipulación de espacio, tiempo y gravedad.

 

Todos los protagonistas pueden saltar, hacer dash y rodar, movimientos inherentes al platforming. El factor diferenciador radica en que uno tiene la habilidad de tocar objetos y teletransportarse para intercambiar su lugar con ellos, mientras que el otro puede golpear con fuerza y ralentizar el paso del tiempo. A esto se suman las alteraciones en la gravedad que hay en niveles posteriores, y con ello tenemos en manos mecánicas de resolución de puzzles que engrosan la experiencia de juego y que harán que los usuarios se rasquen la cabeza dilucidando la salida al problema en turno para seguir avanzando.

 

Es impresionante el abanico de escenarios que Myllys y Psychoflow Studio son capaces de traer a la mesa. Los primeros niveles versan en el intercambio del posicionamiento entre personaje y objetos, así como en el timing para brincar entre plataformas y hacer dash con precisión, pero conforme progresa la aventura y queda claro que hay más de un protagonista y otras habilidades en la bolsa, el usuario será testigo de un desfile incesante de gran ingenio en diseño de niveles.

 

 

Ítems que explotan, hazards que siguen al personaje, elementos movibles por doquier, engranajes que se ralentizan, lásers que sirven para brincar, esferas que fungen como centros individuales de gravedad, movimiento en 360° (en lógica 2D), y escenarios enteros que giran, son tan solo una prueba de todo lo que los desarrolladores ofrecen en materia de resolución de puzzles.

 

Cada nivel y cada pequeña sección cuentan con un desafío que no se parece al anterior, y es evidente que la lógica puesta en el diseño de escenarios atiende al replay value. Por ello, estimamos que los jugadores que se fijan en el tiempo que les toma plataformear y resolver rompecabezas estarán repitiendo los niveles para superar sus propios récords, o bien, estarán adentrándose en el elemento online que ofrece Bionic Bay: jugar a contrarreloj, teniendo como referencia los “fantasmas” de otros usuarios (una característica que, valga la aclaración, no pudimos explorar a detalle al momento de hacer esta review, dada la escasa cantidad de personas que tuvimos acceso previo).

 

Obsesión por el pixel-art

 

Por último, pero no por ello menos importante, está la dirección artística de Bionic Bay, quizá el punto que más se estará comentando sobre él, pues es un título cuyo pixel-art fue llevado a niveles obsesivos de complejidad y calidad. Al ser una propuesta en 2D, los niveles presumen múltiples capas de profundidad, con la particularidad aquí de que en todas ellas existen elementos y construcciones provistos de movimiento fluido y de una cantidad irreal de píxeles, resultando en visuales que por momentos parecieran estar modelados en 3D.

 

Es probable que no exista otro pixel-art como el de Bionic Bay. Desde luego existen propuestas contemporáneas que persiguen fluidez en las animaciones, un diseño de arte determinado y una estética retro, pero lo que nosotros vemos aquí es un afán no de traer de vuelta el sabor del pasado, sino de indagar en las posibilidades que pueden alcanzarse si se lleva al siguiente escalón una técnica que por excelencia se asocial al gaming de otras eras.

 

 

Conclusión

 

Bionic Bay es la experiencia que no sabíamos que necesitábamos. Teníamos consciencia del pixel-art, de su naturaleza platformer y de que ponía énfasis en la resolución de puzzles, pero definitivamente no estábamos preparados para la auténtica maravilla de juego que es, un fenomenal maridaje de atmósfera inquietante y misteriosa, pero acogedora y silenciosa, gameplay discreto y creativo, y una dirección artística que desborda personalidad. Sólo esperamos que ciertos bugs en movimiento y colisión sean corregidos en el camino, pero podemos afirmar que es, desde ya, uno de nuestros títulos favoritos de 2025.

 

Calificación: 9.0/10
Bionic Bay
Publisher: Kepler Interactive
Developers: Mureena Oy y Psychoflow Studio
Revisado en PlayStation 5. También disponible en PC (Steam)

 

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