Pese a la tendencia del “downsizing”, donde los motores de baja cilindrada (y por ende, menor consumo y emisiones) toman protagonismo, en el mercado argentino las motorizaciones que más abundan son de 1.6 litros. Salvo algunos casos específicos de marcas como Toyota, Fiat o Jeep, siempre vamos a encontrar un motor 1.6 en los segmentos más elegidos.
Y como siempre decimos, el consumo es uno de los aspectos más neurálgicos a la hora de elegir un vehículo. Más allá del aumento exponencial que tuvo el precio del combustible en los últimos meses, resulta necesario conocer de antemano cuánto gasta un auto en diferentes condiciones de utilización.
En primer lugar, a 100 km/h un impulsor “uno-seis” te va a pedir en promedio entre 5,4 y 7,4 litros cada cien kilómetros. Por supuesto que esta diferencia tiene que ver con el tipo de carrocería de cada modelo, ya que no es lo mismo un SUV que un sedán, por ejemplo.
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La misma brecha se hace presente cuando aumentamos la velocidad a 130 km/h, con cifras que van desde 6,7 a 9,1 litros cada cien. Más allá de la aerodinámica, también influyen las relaciones de caja y el peso final, ya que si el motor gira a menos RPM (en 5ta o 6ta marcha), naturalmente el consumo de combustible disminuye.
Por último, el ámbito citadino. En algunos casos es el talón de Aquiles de los motores 1.6, ya que en este sentido quedan en desventaja frente a los bloques más pequeños de menor cilindrada y en varios casos, un cilindro menos. Los números dicen que en promedio gastan entre 9 y 12 litros de combustible cada cien kilómetros.
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