La Batalla de Atlixco, que tuvo lugar el 4 de mayo de 1862, fue un enfrentamiento clave en la Guerra de Reforma de México y marcó la primera derrota de los mexicanos contra los franceses.
El ejército francés, liderado por el general Charles Ferdinand Latrille, conde de Lorencez, había sido enviado a México por el emperador Napoleón III para apoyar al partido conservador y establecer un gobierno favorable a los intereses franceses en el país.
El ejército mexicano, liderado por el general Ignacio Zaragoza, había establecido una defensa en la ciudad de Puebla, pero fue superado en número por las fuerzas francesas y se retiró a la cercana ciudad de Atlixco.
Allí, Zaragoza estableció una posición defensiva en las colinas alrededor de la ciudad y esperó la llegada de las tropas francesas. La batalla comenzó temprano en la mañana del 4 de mayo de 1862 y duró varias horas.
A pesar de la valentía y el coraje de los soldados mexicanos, las fuerzas francesas finalmente prevalecieron y capturaron la ciudad de Atlixco. La derrota fue un duro golpe para el ejército mexicano y para el pueblo mexicano en general, ya que fue la primera vez que habían sido derrotados por una fuerza extranjera en su propio suelo.
Sin embargo, la batalla de Puebla, que tuvo lugar el 5 de mayo de 1862, solo un día después de la Batalla de Atlixco, fue una victoria sorprendente del ejército mexicano contra las fuerzas francesas. La victoria en Puebla se conmemora hoy como el 05 de mayo y se considera un símbolo de la resistencia mexicana contra la opresión extranjera.