El escándalo de Volkswagen significa un gran cambio para el mercado automotriz pues ahora todas las compañías deberán ser inspeccionadas por la Agencia para la Protección Medioambiental (EPA) de los Estados Unidos y su similar de Canadá.
Para la agencia es un paso emocionante pues se darán cuenta si existen otros mecanismos que puedan alterar los niveles de gases que emiten los autos. Los fabricantes no pueden conocer el plan de acción pues podrían hacer ajustes a sus vehículos.
La agencia probará las emisiones en circulación de todos los coches diésel para evitar futuros problemas. Estas pruebas iniciarán en 2017, aunque ya están en pruebas aleatorias. Los estudios se hacen en el camino, utilizando equipo portátil que permite medir las emisiones a los modelos 2015 y 2016 de todas las marcas que se vendan en Estados Unidos –desde Ford, Chevrolet, BMW o la misma Volkswagen.
Los vehículos de pre-producción serán los analizados, incluyendo los que estén en consesionarias, de préstamo a prensa, entre otros. Las pruebas también afectará a los vehículos viejos pues pondrá en evidencia si aún funcionan sus sistemas anticontaminación.
La semana pasada, a la EPA anunció que 800,000 coches de la marca alemana también son afectados, entre los que se encuentran de Posrche y Audi.
