Reseña: Pokkén Tournament DX

Lucha en 3D (en serio)

A decir verdad, cuando era niño imaginé un juego de peleas en 3D pero con Pokémon. Es decir: imaginen un SoulCalibur pero con Pikachu en lugar de Taki y un Charizard en vez de Ivy. Los personajes se moverían en cualquier dirección y tendrían ataques clásicos de sus juegos RPG, mientras el juego respeta la tabla de tipos —Agua vence a Fuego, Fuego a Planta y Planta a Agua… multiplicado x 18. En mi cabeza era una idea fantástica, aún no existía Smash Bros.

Varios años después, Nintendo publicó Pokkén Tournament, para Wii U. No era exactamente como lo había imaginado y nunca le di más de 30 minutos —es más, no acabé ni el demo— y seguí adelante con mi vida como si nada hubiera pasado. Ahora, con Pokkén Tournament DX para Nintendo Switch, me hace feliz haberle dado la oportunidad que merecía hace años.

No tan fácil

DX busca un balance entre su profundidad y accesibilidad, aunque en definitiva sus batallas son más complicadas de lo que yo quisiera. A diferencia de la norma en el género, las batallas no son vistas desde una perspectiva lateral —por lo menos no la mayor del tiempo—, sino que ves a tu personaje un poco desde atrás. ¿Por qué no la mayoría del tiempo? Porque el juego incluye dos fases a las que puedes entrar o salir: la Field Phase y la Duel Phase.

La primera es donde ambos peleadores están lejos uno del otro, pueden correr o saltar mientras le dan la espalda al oponente. Es la fase que ofrece más libertades, sin duda. La segunda fase es la que sucede cuando te acercas dramáticamente a tu oponente —o él a ti— y hace que ambos entren en una perspectiva lateral, mucho más tradicional para un juego de peleas. Para entendernos: Field Phase es Virtua Fighter y Duel Phase es Street Fighter.

No todos los personajes son igual de hábiles en ambos formatos. Decidueye, uno personajes incluidos en esta nueva versión y que vimos por primera vez en Pokémon Sun/Moon, es mucho más sencillo de usar a distancia —sus flechas pueden ser letales en el peor de los casos o desesperantes cuando no te va tan mal. Por otro lado, Scizor —el insecto rojo de acero que apareció por primera vez en Pokémon Gold/Silver— sube su porcentaje de efectividad al estar en Duel Phase, pues sus ataques a quemarropa son más devastadores. ¿Cuál es mejor? El que te acomode. Así como algunos prefieren usar a Ryu, otros son más felices al controlar a Zangief: es cuestión de gustos y estrategia.

Otro ingrediente en el sistema de juego son los Pokémon de soporte, que no hay mejor modo de entenderlos que si los comparas con los ayudantes de Marvel vs Capcom. El último gran sistema de juego es, quizá, lo más tradicional en un juego de peleas: los Synergy Burst. Estos son movimientos especiales que solo puedes liberar al llenar tu barra de poder y, si entran, hacen un movimiento devastador que puede significar la victoria o la derrota.

El acomodo de los controles es una clara muestra de las intención de Namco por llegar a un mercado que a veces solo quiere presionar botones y divertirse sin tener que dedicarle 700 horas al juego —para eso ya tenemos los juegos RPG de Pokémon.

Hay un botón dedicado a los ataques lejanos, otro para los ataques rápidos y cercanos y uno más para los ataques fuertes. Marcar una dirección acompañada de cada botón crea ligeras diferencias que modifican el curso de cada combo que realices. Es rítmico, incluso.

Te lo dije: es más complicado de lo que debería.

Un modo que me gustó mucho es el de las batallas por equipos, y es que tienen una dinámica que no imaginaba en esta franquicia: cada jugador elige a tres personajes y cada que uno es derrotado, puedes usar al siguiente. Exacto, como en King of Fighters. La diferencia más significativa —bueno, aparte de que el peinado de Benimaru no aparece en PTDX— es que en este juego puedes elegir a tu siguiente monstruo cada que el anterior es derrotado, no hay un orden seleccionado al inicio de la batalla. No es gran cosa, pero añade un poco de sorpresa y estrategia a cada encuentro.

Además de Decidueye y Scizor, DX trae a Darkrai, Empoleon y Croagunk a las manos de los jugadores como personajes seleccionables desde el instante en que inicies el juego. Estos monstruos ya estaban seleccionables en las máquinas de juego japonesas, pero esta es la primera vez que están disponibles en América.

Como verás, solo he dicho cosas buenas del título, pero no todo es perfecto. Desde su versión de Wii U no quedé maravillado con su dirección de arte. Si bien los pokémon se ven tremendos, el resto de los gráficos siempre me pareció desangelado, por decir lo menos. La interfaz y los estadios hasta me hicieron extrañar Pokémon Stadium. A los que no soporto son los nuevos entrenadores: una suerte de adolescentes con unas apariencias genéricas que, para colmo, salen más de lo que pudieras imaginar.

Eso sí: el juego corre sensacional en la televisión y en modo portátil.

 

¿Entonces?

Sospecho que la mayoría de quienes querían jugar Pokkén Tournament ya lo jugaron en Wii U —aunque las ventas de esa consola fueron tan terribles y las del Switch van tan esperanzadoras que, quizá, hay gente que lo quería antes y hasta ahora sí lo podrá jugar. No lo considero un juego necesario si tienes la consola —no es Breath of the Wild, Mario + Rabbids o Splatoon 2, vaya— pero definitivamente hará de tu catálogo uno más interesante. Si los juegos de peleas son lo tuyo o tienes tatuada una pokébola en el tobillo, lo necesitas.

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