NieR: Automata

NieR: Automata, un juego en el que controlas a una androide de complexión delgada que blande katanas y hachas mientras enseña los calzones, es una mezcla poco habitual de géneros. La mayor parte de las ocasiones, NieR puede catalogarse como un juego de acción de tipo hack’n slash –uno bastante sólido–. En otras parece un RPG japonés clásico: visitas pueblos, recorres un mundo aparentemente vasto, compras y vendes ítems, mejoras tus armas y realizas muchas tareas de mandadero. Pero también es un juego de acción bidimensional, que por instantes funciona como un shooter al estilo de Contra o Metal Slug. En otros momentos –mis favoritos a decir verdad– NieR también es un shooter 2D del estilo de R-Type o Ikaruga y también un shooter de esos que se controlan con las dos palancas del control, como Everyday Shooter o Dead Nation. ¿Funciona esta poco habitual mezcla de géneros en NieR? Absolutamente, sin embargo, en su afán por ofrecer una mezcla tan estupéndamente bien lograda, NieR solo se gradúa en una de ellas: el combate hack’n slash.

 

2B o no 2B, ese es el dilema

NieR: Automata es un videojuego de rol y acción desarrollado por Platinum Games y publicado por Square Enix. Mezcla varios tipos de gameplay, todos ejecutados de buena manera. La base del juego es el combate con vista objetiva de tipo hack’n slash, pero no depende exclusivamente de ataques cuerpo a cuerpo, sino también de ofensivas a distancia que en realidad causan daños marginales a los enemigos pero que hacen que NieR luzca espectacular. En referencia a otros juegos de Platinum Games, NieR es como una mezcla entre Bayonetta y Vanquish. Además del combate, NieR se desarrolla como un RPG donde la exploración es importante: se visitan aldeas habitadas por robots que asumen roles humanos –algunos se creen niños– y donde se realizan acciones típicas del género, como compra, venta y mejora de ítems. La transición que realiza NieR entre estos dos tipos de gameplay hacen que el juego tenga un ritmo favorable, pero que nunca alcanza el clímax que presenta al inicio del juego, donde prácticamente todo NieR es un catálogo de los diferentes gameplays de acción que concentra el juego: combate 3D y 2D con un montón de variaciones.

 

Y el problema de este “bajón” no es que explorar el mundo encontrando androides abatidos a los que hay que rezarles para que no acaben en manos de los pepenadores sea aburrido, sino que el combate nunca alcanza el mismo nivel de euforia que los primeros 15 minutos del juego. Lo mejor de NieR: Automata es su demo o sus primeros 15 minutos. Lo que le sigue es como un constante ya merito: ya merito sale una sección de esas como en Ikaruga, ya merito sale otra en el jefe se ve como salido de Metal Gear Rising, ya merito me emociono por llegar a un nuevo pueblo. Y pese a esta objeción, creo que NieR es un estupendo juego porque esos momentos, casi siempre breves, son sumamente disfrutables.

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