Esta red, financiada por un miembro del Servicio Federal de Seguridad ruso (FSB), utilizaba inteligencia artificial para crear perfiles falsos. El objetivo era alterar la percepción sobre la guerra en Ucrania y cuestionar la unidad de la OTAN.
La operación implicaba la creación masiva de cuentas ficticias que se hacían pasar por ciudadanos estadounidenses. Desde perfiles en Minneapolis hasta Oregón, los bots difundían mensajes pro-rusos. Publicaron vídeos falsos de Vladimir Putin y declaraciones controvertidas para influir en la opinión pública sobre temas geopolíticos.
El software para esta "granja de bots" fue desarrollado por un exeditor de RT, una agencia de medios financiada por el gobierno ruso. El proyecto contó con la aprobación y el financiamiento de un oficial de inteligencia ruso, destacando el respaldo gubernamental a estas operaciones.
En respuesta, Estados Unidos suspendió alrededor de mil cuentas identificadas como parte de esta operación por violar las políticas de las plataformas. Sin embargo, la identidad específica del individuo responsable no ha sido revelada públicamente.
El FBI, junto con socios internacionales como el Centro Canadiense de Seguridad Cibernética y agencias de seguridad de los Países Bajos, ha emitido algunas recomendaciones para mejorar la ciberseguridad y prevenir futuras amenazas similares.
Este incidente subraya la importancia de proteger la integridad de las plataformas digitales contra la desinformación y la manipulación digital.