Cada vez sorprende menos el lanzamiento de automóviles con funciones inteligentes que nos hacen sentir más cerca de lo que en algún momento nos dibujaron como “el futuro”: carros que se estacionan solos, que se encienden desde el teléfono e incluso que conversan entre sí.
Y todo esto suena muy emocionante, pero no olvidemos que lo que hace que ahora también los vehículos se sumen a la era de las cosas inteligentes son las computadoras que llevan en su interior, y así como las computadoras y los celulares corren el riesgo de ser hackeados, también lo podrían ser los autos mientras alguien con una computadora tenga los conocimientos y el dinero necesarios para intervenir su funcionamiento.
Quizá ahora nos suene extraño la expresión “me hackearon el carro”, pero el sitio BBC Mundo ofreció tres ejemplos de lo que podría ser amenazado en estas nuevas generaciones de automóviles.
Comenzando por las llaves, pues como bien sabemos los objetos de metal están quedando en el pasado dando pie a tarjetas con chips y códigos electrónicos que tanto ingenieros como matemáticos podrían descifrar.
Justamente la semana pasada se impuso una medida cautelar a un artículo de un profesor de la Universidad de Birmingham, Reino Unido, sobre el algoritmo con el que funcionan los códigos de las llaves de los carros de lujo, esto debido a que de acuerdo con Volkswagen, el texto revelaba los códigos secretos que usan tanto sus carros, como los de Porsche, Audi y Lamborghini.
El motor también estaría expuesto a terceros, de acuerdo con dos expertos de Estados Unidos, quienes apoyados por el centro de investigación Darpa, del Pentágono, demostraron cómo se puede tomar el control de dos modelos de carros mientras otra persona los está manejando. Este experimento llamó mucho la atención ya que se le relacionó con posibles prácticas delictivas.
Charlie Miller y Chris Valasek (los responsables) solamente utilizaron cables para conectar sus dispositivos a las unidades de control eléctrico de los vehículos a través del puerto de diagnóstico a bordo. Estos controles electrónicos, también conocidos como ECUs por sus siglas en inglés, están incorporados en la mayoría de los vehículos modernos y controlan funciones como la aceleración, frenado, dirección y bocina.
Claro, este trabajo incluyó una considerable inversión de dinero ya que se necesitaron varios ECUs para lograr los resultados esperados, y de hecho el sistema implica instalar una conexión dentro de los carros, sin embargo, se logró demostrar la vulnerabilidad de ambas máquinas.
Por último, y por demás evidente, el tablero. Gracias a un estudio de las universidades de Wisconsin y San Diego se descubrió que el ataque inalámbrico es posible a través de herramientas mecánicas, reproductores de CD, Bluetooth y señales de celular. Adicionalmente, se encontró que los canales de comunicaciones inalámbricas permiten el control del vehículo a larga distancia, permitiendo darle un seguimiento a su ubicación o filtrar audio en su sistema, incluso tocar la bocina, activar o desactivar los limpiaparabrisas y el aire acondicionado.
Lo único bueno de estos resultados es que demostrando los puntos débiles de los sistemas se puede trabajar en ellos para aumentar la seguridad y evitar todo tipo de usos malignos.