¿Por qué no se pueden predecir los sismos?

Después de los sismos los pasados 7 y 19 de septiembre que causaron graves afectaciones en las zonas centro y sur de México, en redes sociales se difundieron mensajes que alertaban sobre un nuevo gran terremoto en el país.

 

Estos mensajes, alertó el Servicio Sismológico Nacional de la Universidad Nacional Autónoma de México el pasado 20 de septiembre, son apócrifos, pues reiteró que los sismos no se pueden predecir.

 

Y es que, según explicó el sismólogo del British Geological Survey Richard Luckett a la BBC, los sismos ocurren por la liberación repentina de tensión en la corteza terrestre que se acumula debido al movimientos tectónicos. Según argumentó el especialista a la cadena inglesa, la predicción de estos movimientos es imposible “básicamente por la forma en la que se libera ese estrés”.

 

“Saber que se está acumulando presión no ayuda porque no podemos saber cuándo saltará”, precisó.

 

Este tipo de tensiones, profundizó, son mucho más probables en zonas donde se tienen identificadas fallas geológicas, que la Wikipedia explica como “una fractura, generalmente plana, en el terreno a lo largo de la cual se han deslizado los dos bloques el uno respecto al otro”.

 

La frecuente actividad sísmica y volcánica de México, detalla la Wikipedia, se debe a las fallas geológicas y puntos calientes que generan placas tectónicas en el país, como la falla de San Andrés, falla mesoamericana o el Eje volcánico transversal.

 

Luckett expuso a la BBC que es gracias a estas fallas que los geólogos pueden determinar en qué zonas es más probable que se registren sismos de gran magnitud, como los que afectaron a México los 7 y 19 de septiembre de este año, o durante el 19 de septiembre de 1985. “Estos tienen relación con el tamaño de la falla”, explicó el experto.

 

Ante esta situación, el departamento de Sismología de la UNAM recordó que “nuestro país se encuentra en un contexto tectónico en el cual se pueden presentar” sismos de gran magnitud. Se presume que el más grave, detalla, ocurrió en 1787 con epicentro en las costas de Oaxaca con magnitud de entre 8.4 y 8.7.

 

La máxima casa de estudios invitó a “estar preparados y bien informados sobre qué hacer antes, durante y después” de un sismo.

 
AOV

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