Zephyr mantuvo un vuelo constante gracias a los cielos despejados a 60 mil pies de altitud, con ello las baterías mantenían sus motores en movimiento. Voló sin pausas a una altura de unos 18,000 metros durante el día y de 12,000 metros durante la noche. Por la noche perdía velocidad y altitud pero la energía de reserva de los paneles fue la suficiente para mantenerlo en el aire.
Zephyr mantuvo un vuelo constante gracias a los cielos despejados a 60 mil pies de altitud, con ello las baterías mantenían sus motores en movimiento. Voló sin pausas a una altura de unos 18,000 metros durante el día y de 12,000 metros durante la noche. Por la noche perdía velocidad y altitud pero la energía de reserva de los paneles fue la suficiente para mantenerlo en el aire.