Silent Hill f no es, de ninguna manera, un Silent Hill menor o un desarrollo lateral encaminado a sólo mantener viva la IP. Es importante aclarar esto, pues cuando el juego fue anunciado (junto con múltiples desarrollos dentro de la serie) en 2022, el recibimiento general fue de incertidumbre, y si a ello se suma que los materiales promocionales adelantaban que la trama se llevaría a cabo en Japón y no en el infame poblado Silent Hill, se engendró la sospecha categórica de que estaríamos ante una suerte de experimento, un proyecto con sabor amateur que no estaría a la altura de las entregas más emblemáticas de la longeva saga de Konami.
Pero nada más alejado de la realidad.
Es correcto, Silent Hill f no se ubica en el pueblo titular y, en efecto, tiene sabores experimentales que derivan de esa situación y de la integración de un sistema de combate anómalo en la franquicia; pero que no haya duda de que este es un Silent Hill en toda la extensión del concepto, tanto en términos de su músculo en horror psicológico y de su propuesta principal de gameplay, como en el alcance de las inquietantes temáticas que aborda y en el impacto que tiene en el usuario para cuando corren los créditos finales.
Innovación y apego a la esencia de la franquicia hacen que Silent Hill f sea no sólo uno de los mejores Silent Hill de todos los tiempos, sino también uno que expande el potencial de la serie al abrir posibles puertas a futuras aproximaciones que estimulen el interés de un margen expandible de audiencias viejas y nuevas.
La familia, el origen de todo
Década de los 60. Hinako es una chica que vive en el ficticio pueblo japonés Ebisugaoka y es la hija menor en un hogar disfuncional en el que lidia con diversas violencias. Tiene claras ilusiones y aspiraciones, y su sentido de pertenencia está generado hacia su hermana —quien se casó y dejó atrás el núcleo familiar— y hacia un grupo de amigos cuyas dinámicas individuales y grupales fluyen con sus respectivos vaivenes.
Cuando el pueblo es engullido por una misteriosa niebla, Hinako se verá inmersa en una jornada que la hará, por un lado, encararse con sus convicciones y pensamientos más profundos, y por otro, arribar a un oscuro lugar del que quizá ya no haya vuelta de retorno.
Un Silent Hill que expande la fórmula
Silent Hill f no se despega de los lugares comunes de la franquicia. La curva central de gameplay yace en la exploración de un pueblo principal y de algunos espacios cerrados, cada uno con su correspondiente mapa en el que se marcan pistas y puertas para ayudar al jugador en la progresión. Asimismo, la existencia de un mundo oscuro y la resolución de puzzles cobran un rol fundamental, mientras que la idea alrededor de los combates es evitar aquellos que no sean necesarios.
Hablando de las temáticas, su naturaleza es compleja, el tratamiento es adulto y, a partir de un basamento en el sufrimiento personal del protagonista, se invita al usuario a preguntarse qué es lo que realmente está sucediendo.
Todo lo anterior está presente en Silent Hill f, con la particularidad de que la locación principal, el mundo oscuro y el argumento ahora parten del folclor japonés, distanciándose así del horror occidental que siempre había marcado a la serie, a la vez que la jugabilidad presume un apartado de combate que elimina cualquier noción de arma de fuego para abrazar una aproximación de ataques melee que se ajusta a la tendencia soulslike de evasión y parry —ojo, sin que esto haga que el juego pertenezca a ese género.
El resultado es un título que expande el espectro de lo que un Silent Hill puede ser y representar. Sí, la locación es diferente y la nueva perspectiva del combate melee puede que se sienta ajena —aún más conforme se obtengan habilidades—, pero la desarrolladora NeoBards Entertainment (cuyo historial incluye colaboraciones con firmas como Capcom y Square Enix) se asegura de que el usuario asimile que la franquicia puede ser observada y abordada como un concepto que no necesariamente debe circunscribirse a lo que otras entregas exploraron en el pasado.
Una historia que desconcierta
Silent Hill f es un juego incómodo. Incluso puede verse como el acompañamiento perfecto de Silent Hill 2 remake (para nosotros, el mejor Silent Hill en los 26 años de vida de la serie) por la manera en que deja al jugador en medio de una vorágine de opresión fundada en temas reales y complejos, en este caso, violencia intrafamiliar, amoríos juveniles, inseguridades, depresión, medicación, traumas escolares, y aspiraciones ligadas a costumbres y a la falta de verdadera voluntad en la toma de decisiones.
El juego expone el tejido supurado de lo que se asume bello e idílico. El elemento folclórico japonés es usado para subrayar aquello que a la luz del pensamiento actual es cuestionable o de plano inadmisible; lo que ocurre en el mundo oscuro es simultáneamente origen y consecuencia de lo que se piensa y ejecuta en el mundo real, en esa colina silenciosa en la que se ubica Ebisugaoka.
Y para cuando el juego termina, somos libres de decidir si nos quedamos con ese final o si volvemos a iniciar la jornada para conseguir alguno de los otros, a la mejor tradición Silent Hill.
Apartado técnico
Silent Hill f fue desarrollado en Unreal Engine 5 al igual que Silent Hill 2 remake, y como es de esperarse, al momento de elaborar este review experimentamos múltiples fallas de optimización, sobre todo caídas drásticas en el frame-rate. Fuera de eso, estamos ante un juego que brilla en lo técnico, con fidelidad al servicio de una identidad visual que es única en la serie, gracias al peso que coloca en la dicotomía entre lo bello y lo aterrador.
Y por lo que hace al aspecto sonoro, el juego es simplemente inmejorable, con un diseño de audio que desorienta y aterra, y una banda sonora creada por varios compositores (entre ellos, Akira Yamaoka) que transita de lo tradicional a lo inexplicable, nunca soltando el eje folclórico, pero abierta a incluir melodías ambient para las situaciones de desconcierto, y bombásticas para los momentos de mayor acción.
Conclusión
¿Qué es lo que Konami tiene en mente para la franquicia Silent Hill? Visto el planteamiento de Silent Hill f, tal vez veamos a la serie adoptar un modelo de antología que reúna historias con puntos en común alrededor de la idea de una colina silenciosa (similar a lo que John Carpenter pretendía hacer con la serie Halloween tras el estreno de Halloween III: Season of the Witch, esto es, aglomerar bajo un mismo nombre antológico tramas diversas que tuvieran lugar en la noche de Halloween). O quizá sigamos viendo tanto juegos que se lleven a cabo en el poblado Silent Hill, como tramas alternas a manera de “Elseworlds”. Imposible saber qué se trae entre manos la compañía.
Lo que sí sabemos es que, haciendo de lado sus fallas en optimización y que tiene puzzles que no están bien planteados (ojo con el que involucra una caja en un salón de clases), Silent Hill f es incómodo, aterrador, emocionante y, lo más importante, innovador. Expande los alcances de la franquicia, respeta su esencia, pone sobre la mesa —y cuestiona— situaciones que atañen a las tradiciones de los núcleos familiares y a las dinámicas de las relaciones personales, y se posiciona como otro fenomenal juego en un 2025 que ha sido increíble para el gaming, y como un Silent Hill que se las ingenia para ser el más anómalo y, a la vez, uno de los mejores de toda la saga.
Calificación: 9.5/10
Silent Hill f
Desarrollador: NeoBards Entertainment
Publisher: Konami
Revisado en PlayStation 5
También disponible en Xbox Series y PC