Review – Ninja Gaiden 4, el hack and slash que tanta falta hacía en tiempos de soulslikes

En 2004, después de más de una década de permanecer fuera del radar, la serie Ninja Gaiden tuvo un triunfal regreso en la original Xbox y de la mano de Tomonobu Itagaki y el estudio desarrollador Team Ninja (conocidos en ese entonces por la franquicia de peleas Dead or Alive), a través de un título que hasta este día es recordado por sus impresionantes visuales, ritmo incesante, acción cardÍaca y marcadísima dificultad, elementos que lo hicieron uno de los referentes absolutos del gaming de los dosmiles y del subgénero hack and slash.

 

Ese triunfal regreso gozó de una estupenda —y mucho más violenta— secuela, Ninja Gaiden II, que llegó en 2008 a Xbox 360 y que amplió las mecánicas de combate en un sistema que ya era extenso. Pero después de una tibia tercera parte y de un malogrado spin-off, la serie Ninja Gaiden volvió a permanecer fuera del radar durante años.

 

Tales momentos están teniendo una suerte de réplica en 2025, denominado por Team Ninja “El año del ninja” y consistente en otro regreso triunfal para Ninja Gaiden a través del lanzamiento de Ninja Gaiden 2 Black en abril, de Ninja Gaiden: Ragebound en julio y ahora, en octubre, de Ninja Gaiden 4, otra fenomenal secuela que, a manera de legado que irrumpe en el gaming de la década de 2020, llega precedida de la muerte de Itagaki en un panorama en el que el subgénero hack and slash quedó en segundo plano frente a la cuantiosa y reiterativa oferta de juegos soulslike.

 

 

Ninja nuevo, sensación familiar

 

Desarrollado por Team Ninja y Platinumgames, Ninja Gaiden 4 es una secuela en forma, ubicándose años después de Ninja Gaiden 3, pero en lugar de centrarse en Ryu Hayabusa le cede el protagónico a Yakumo, joven ninja integrante del clan Cuervo, quien emprenderá una jornada para detener al Dragón Oscuro, amenaza a la que el mismo Hayabusa se enfrentó tiempo atrás.

 

En el camino, Yakumo conocerá a Seori, la sacerdotisa del Dragón Oscuro, y juntos formarán una extraña alianza en una trama que, al final del día, no es memorable, tal como ha sucedido desde que Ninja Gaiden resucitó hace 21 años e hizo que gameplay y acción se robaran todo el reflector.

 

 

El hack and slash que tanta falta hacía

 

Mucho antes de que absolutamente todo estudio, chico y grande, decidiera apostar por el modelo soulslike para aproximarse al género de acción desde una trinchera de dificultad elevada, Ninja Gaiden era el referente por excelencia cuando se hablaba de franquicias difíciles en las que la persistencia y el dominio que se ejerciera sobre movimientos, tiempos de reacción y combos era la única llave para salir avante del desafío en cuestión.

 

Y encontrándonos en una tendencia soulslike que ya se prolongó y que se niega a retroceder, es un enorme gusto recibir un juego que se apega al sabor frenético de los hack and slash de antes como Ninja Gaiden y el primer Devil May Cry, y de los juegos de acción que llegaron a la generación PlayStation 3 y Xbox 360, como Bayonetta, Metal Gear Rising: Revengeance y Vanquish, teniendo estos tres últimos casos el común denominador de haber sido desarrollados por PlatinumGames, el estudio que co-desarrolló Ninja Gaiden 4 y que resultó una elección idónea para la encomienda.

 

Ninja Gaiden 4 se siente como un Ninja Gaiden de Itagaki, pero visto a través de los ojos de PlatinumGames.

 

 

Vayamos por partes. Ninja Gaiden 4 ofrece una experiencia hack and slash en la que hay que estar en constante movimiento, atento a cualquier ataque que pueda llegar en la periferia del protagonista, y estando listo para bloquear, hacer parry, evadir o repeler, mientras que su transversal involucra correr por paredes o rebotar entre ellas para alcanzar lugares más altos. Además, la mecánica de Ninja Gaiden II de ejecutar a los enemigos que ya fueron desmembrados —y que a su vez son más peligrosos en dicha condición— está de regreso, haciendo que el juego se parezca más a la referida secuela que a cualquiera de las entregas que salieron desde que la saga renació en 2004.

 

Y a partir de estos apegos a los materiales de origen, PlatinumGames actualiza la fórmula, imprime su sello y permea al título de características insignia por las que el estudio se hizo de un nombre en el campo de juegos de acción, lo que implica que deban marcarse ciertas distancias.

 

Por ejemplo, en los anteriores Ninja Gaiden, cada arma debía mejorarse en lo individual para aumentar sus capacidades de daño y para desbloquear combos cuya ejecución requería marcar secuencias específicas en el control. Ahora en Ninja Gaiden 4 se utiliza moneda para adquirir técnicas generales (como la “golondrina voladora”) que tienen efectos usando cualquier arma, mientras que es necesario comprarle habilidades a cada una de estas para hacer uso de todo su potencial.

 

 

Por otro lado está la forma Cuervo, cuya activación implica el consumo de una barra dedicada para propinar ataques de mayor daño y para romper el blindaje de ciertos enemigos.

 

Y si a esto le sumamos que en el transversal hay oportunidades para usar un gancho y columpiarse, usar corrientes de aire y planear, usar una tabla y surfear, y usar rieles para deslizarse y cambiar de carril sorteando peligros como si se estuviese en una entrega tridimensional de Sonic, tenemos por resultado un juego de PlatinumGames en toda la extensión de la idea, uno que además se las ingenia para no romper la esencia de la franquicia de la que forma parte, apelando a quienes disfrutan el trabajo del estudio, a los fans de Ninja Gaiden y a quienes estén en busca de una jornada con dificultad elevada desde la perspectiva hack and slash.

 

 

Aspectos técnicos

 

Durante nuestro tiempo con Ninja Gaiden 4 en PlayStation 5, el único punto negativo que encontramos fueron los tiempos de carga, y es importante subrayar que son tan largos que terminan impactando en el ritmo de la experiencia, sobre todo si se considera que es un juego hiperquinético en el que se muere y se reintenta una y otra vez. Desconocemos si esta situación también se presenta en PlayStation 5 Pro, pero sería genial verla atendida en la consola base, pues hablamos de un factor frustrante.

 

Fuera de eso, Ninja Gaiden 4 es un título que, si bien no eleva la barra gráfica, sí es visualmente poderoso y corre en todo momento a 60 frames estables en modo rendimiento, aún cuando la pantalla esté saturada de enemigos, efectos visuales y chorros de sangre, lo que remarca cuán eficaz es el motor gráfico de PlatinumGames para propuestas de esta naturaleza.


Asimismo, el diseño de audio contagia la sensación de ser una máquina rebanadora, con acentos en los graves cada que se ejecuta a un adversario desmembrado o cuando se activa el modo furia y se propina tremenda tasajeada a todo aquel que ose cruzarse en el camino de Yakumo o, cuando llega el momento, Ryu Hayabusa (no es ningún spoiler; se adelantó desde la campaña promocional), a la vez que una banda sonora similar a la de otros títulos de PlatinumGames —guitarras y vocales incluidas— enmarca el sanguinario ballet que tenemos de frente.

 

 

Conclusión

 

Hemos pasado un tiempo de maravilla con Ninja Gaiden 4, el tipo de juego de acción que tanta falta hacía en un panorama secuestrado por los soulslike. Estamos fascinados con su velocidad, fluidez y dificultad, y con las posibilidades que ofrece su sistema de combate.

 

Tiene tiempos de carga exasperantes que impiden calificarlo más alto, pero lo cierto es que es un fenomenal viaje modernizado al pasado, no sólo por ser un desarrollo de PlatinumGames que recuerda los mejores momentos de Bayonetta o Vanquish, sino también por traer de vuelta elementos clave que le hacen encarnar el triunfal regreso de Ninja Gaiden, el mismo del que forman parte Ninja Gaiden 2 Black y Ninja Gaiden: Ragebound. Realmente extrañábamos esta franquicia y es maravilloso verla retornar en 2025, en efecto, el año del ninja

 

Calificación: 9.0/10
Ninja Gaiden 4
Desarrollador: PlatinumGames y Team Ninja
Publisher: Xbox Game Studios
Revisado en PlayStation 5
También disponible en Xbox Series y Windows

 

 

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