Abrir una empresa en la Unión Europea sin viajar, sin hacer filas, sin papeles y sin pelearse con el SAT ya no es una fantasía tecnoutópica. Estonia, el país más digitalizado del planeta, quiere que los emprendedores mexicanos puedan hacerlo desde su laptop, en menos de 20 minutos y con una inversión inicial de alrededor de 700 euros.
Esa fue lo que nos contó Guillermo Chávez, head of Spanish & Portuguese Markets en e-Residency, quien explicó por qué México se volvió uno de los mercados más estratégicos para Estonia y cómo el ecosistema local de startups puede saltar directamente a Europa sin moverse de su escritorio.
Estonia pone a México en su radar: por qué quieren emprendedores latinos en la Unión Europea
Guillermo cuenta que, a partir de 2025, Estonia tomó una decisión clave: expandir e-Residency en mercados iberoamericanos, especialmente México, Brasil, Argentina, Chile y Uruguay. El país identificó una ola de talento emprendedor que necesita justamente lo que Estonia ofrece: acceso global, digitalización radical y cero burocracia.
Pero... ¿Qué es e-Residency?
El programa e-Residency funciona como una identificación digital emitida por el gobierno de Estonia. Con ella, cualquier persona del mundo puede abrir una empresa en la Unión Europea, facturar legalmente, firmar documentos oficiales digitalmente, acceder a servicios públicos y bancarios estonios, y manejar toda su contabilidad completamente en línea. Todo esto se hace sin pisar Estonia, en cuestión de minutos y con la eficiencia característica del país que convirtió la declaración de impuestos en un trámite de 30 segundos.
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Menos burocracia, más emprendimiento
La creación de una empresa en la Unión Europea no solo supone una ventaja operativa, sino estratégica. Guillermo explica que la primera es el acceso al ecosistema europeo de capital: fondos de inversión, aceleradoras, ángeles inversionistas y autoridades gubernamentales interactúan en un entorno con una cultura de negocios “súper horizontal”, donde es posible hablar directamente con quienes toman decisiones sin filtros ni jerarquías extensas.
La segunda es la posibilidad de participar en programas de financiamiento público de la Unión Europea, que incluyen fondos para investigación, desarrollo tecnológico, talento, expansión internacional y nuevas soluciones digitales. Para emprendedores latinoamericanos, acceder a esta infraestructura normalmente sería imposible sin una presencia real en Europa.
UN DATO: 40% de todas las startups en Estonia pertenecen a e-residents y uno de cada cinco nuevas empresas en el país es creada por alguien que ni siquiera vive ahí.
De hackathon a fenómeno mundial: así nació e-Residency
El programa surgió en 2014, cuando el gobierno estonio ya había digitalizado casi todo: trámites, facturación, permisos, documentos, identidad. Durante un hackathon interno, Tabi Kotka, considerado el “abuelito” de e-Residenc, propuso abrir toda esa infraestructura a cualquier persona del mundo. Ganó. Y el proyecto se convirtió en una de las innovaciones más influyentes del gobierno digital global.
Casos de éxito
Uno de los casos más representativos del impacto de e-Residency es el unicornio Gia, fundado por un centroamericano y un europeo, y valuado actualmente en mil 500 millones de dólares. Otro ejemplo destacado es José Ernesto Suárez, creador de Glas City, quien levantó capital a través del programa y posteriormente se mudó a Estonia, convirtiéndose en uno de los voceros más visibles de esta iniciativa. Ambos comparten una historia común: escalar sus operaciones internacionales gracias al acceso al ecosistema digital estonio.
El consejo final: dejar de pensar local
TRas media hora charlando, Guillermo concluye con algo que debería ser obligatorio para los emprendedores latinoamericanos: “Piensen global desde el día uno. El mercado grande está afuera"; e-Residency no solo abre las puertas de Estonia, sino las de toda la Unión Europea, Estados Unidos, los grandes fondos de inversión y un ecosistema donde la meritocracia pesa más que la jerarquía.
En un país en el que invariablemnte emprender es sinónimo de peleas con trámites, filas y papeleo interminable, Estonia llega con una propuesta simple: tu empresa europea está a 15 minutos y a unos clics de distancia.
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