El Sexting en México es una práctica común que está rodeada de silencio y tabú

El Sexting -el envío de mensajes, fotos o videos de contenido erótico o sexual a través de medios digitales- se ha convertido en una práctica común entre jóvenes de 17 a 25 años en todo el mundo.

En México, estudios recientes destacan una serie de particularidades que reflejan una alta normalización de esta conducta como una fuerte influencia de estereotipos de género y valores culturales tradicionales. México ocupa el primer lugar en América Latina en envío de este tipo de contenido, según Kaspersky (2025), reporta que el 30% de los mexicanos envía “nudes”, The CIU (2025) indica que el 52.5% practica sexting, aunque afirman que en 2021 había más.

Aceptación entre los jóvenes mexicanos

El estudio publicado en ScienceDirect que está respaldado por una investigación reciente en El País, los jóvenes mexicanos son quienes practican más el Sexting entre los países analizados (México, Colombia y España). Los usuarios muestran una actitud más positiva hacia la práctica, especialmente los hombres. Se indica que la aceptación está relacionada con la cultura del machismo y la construcción de la masculinidad en entornos patriarcales, que en muchos casos refuerza la socialización y objetivación del cuerpo femenino.

Además, el Sexting muchas veces es sinónimo de validación personal o conquista. La app preferida para mandar contenido es WhatsApp con 87.5%, seguida de Instagram 20.5% y Messenger 17%. 

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Las motivaciones clave de este tipo de mensajes se encuentran en la exploración de identidad, en donde los adolescentes están en búsqueda de direccionar su sexualidad, pues la imagen corporal tiene mucha relevancia. También, en otra categoría se encuentra la presión social, ya que la práctica rompe con estereotipos de entornos conservadores y que logra demostrar su autonomía libre y rebelde.

Presión hacía las mujeres por estereotipos de género

El Sexting puede verse como una forma de exploración íntima y consensuada, sin embargo, las mujeres mexicanas con frecuencia suelen mencionar “sentirse presionadas por sus parejas para participar”

La dinámica suele demostrar que hay ciertas relaciones de poder desiguales, donde el consentimiento puede estar viciado por las expectativas sociales o el miedo al rechazo. El Sexting se ha normalizado como una “prueba de amor”, donde las mujeres pueden llegar a sentirse vulnerables.

En algunos casos, lamentablemente, las fotos llegan a ser publicadas por sus receptores, tanto hombres como mujeres han llegado a hacer públicas estas imágenes íntimas, pero cuando esto sucede, los riesgos para las mujeres son desproporcionados. Según datos, una de cada cuatro adolescentes entre 12 y 17 años enfrenta violencia digital derivada del Sexting. 

Las mujeres son más estigmatizadas socialmente que los hombres cuando el contenido se viraliza, lo que reproduce una lógica de culpa y vergüenza profundamente arraigada. Cuando el contenido involucra a menores, puede tipificarse como pornografía infantil y por otro lado existe la Ley Olimpia (2019) que sanciona la violencia digital de difusión de contenido íntimo. 

Las penas por delito de difusión de imágenes suelen alcanzar hasta 6 años de prisión y multas de 90 mil pesos. Las sanciones aumentan si el agresor tiene una relación cercana con la víctima, como lazos familiares, sentimentales, laborales o educativos. La ley protege y aplica para cualquier edad.

Paradojas sociales 

En el contexto mexicano la práctica suele llevarse en secreto. La coexistencia entre la alta práctica del Sexting y los valores conservadores no suelen llevarse de la mano, ya que la sociedad se rige por éticas morales y sociales. 

En el entorno privado se practica con libertad y pero cuando se trata de informar sobre el tema en lo público, hay fuertes juicios sobre la sexualidad. Esta moral dividida y contraria evidencia la falta de espacios seguros, para que los jóvenes discutan abiertamente su vida íntima sin miedo a ser juzgados o expuestos.

Promover una cultura de respeto y seguridad digital puede ayudar a romper estigmas y prevenir situaciones de violencia o abuso en línea. Es fundamental implementar programas de educación afectiva, sexual y por supuesto digital y poder incluir el tema del sexting como eje central es importante. Enseñar a los jóvenes no solo sobre los riesgos legales o sociales, sino también sobre el consentimiento, límites, privacidad, autoestima y relaciones sanas. 

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