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Videojuego: Dragon Age Inquisition


Si buscas un videojuego que consuma tus vacaciones decembrinas, y encima eres fanático de las fantasías medievales, Electronic Arts y BioWare tienen el título perfecto para ti. Dragon Age Inquisition es un RPG de acción que exigirá tu dedicación, pero te recompensará con majestuosos escenarios que te harán sentir de paseo por la Tierra Media.

por: Allan Vélez Allan Vélez

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Llevo 45 horas de juego en Dragon Age Inquisition y no veo la hora en que esto acabe. Sé que seguiré hasta el final. Aunque la historia me ha resultado insípida, lo convincente de sus diálogos y personajes, así como su vasto mundo de juego, son argumentos suficientes para que siga buscando dragones en Inquisition.

 

El nuevo juego de rol de BioWare no pudo ser un juego más llamativo. El poder de las consolas de última generación dio a BioWare el empuje necesario para que Dragon Age Inquisition sea un videojuego de proporciones enormes en el que parece que la exploración no tiene fin. Bromeando entre la redacción de Paréntesis señalé que Inquisition es el mejor videojuego de The Lord of the Rings sin ser un videojuego de The Lord of the Rings. La fantasía medieval en la que se desarrolla Inquisition puede no tener el mismo nivel de cuidado artístico que las películas de Peter Jackson, pero la amplitud es similar, y eso es motivo de júbilo.

 

En Dragon Age Inquisition jugarás el papel de un hasta ese momento invisible pero importante personaje. Dado que el título favorece la creación de personajes, deberás crear uno a semajanza tuya, o bien uno a tu antojo. Una vez creado tu avatar, verás a tu personaje en medio de un conflicto mágico-medieval, en el que una serie de portales de energía verdosa transportan a la Tierra –Media– todo tipo de demonios. En un giro esperadísimo, el único ser viviente capaz de cerrar los portales verdosodemoniacos eres tú, el inquisidor.

 

Una inquisición para dominarlos a todos

 

La trama no es el punto fuerte de Dragon Age Inquisition. El argumento se siente trillado y es francamente predecible, pero el inteligente sistema de decisiones implementado por BioWare desde Dragon Age Origins, y pulido en Dragon Age 2 –dicho sea de paso, también en Mass Effect– da incentivo suficiente para que prestar atención en las secuencias pasivas de diálogo, que al final se vuelven cruciales para el desarrollo de tu aventura. Responde de forma sospechosa ante una situación delicada y podrás perder un aliado poderoso. Actúa de forma misteriosa y sembrarás desconfianza entre los miembros de tu equipo.

 

 

Donde hay novedades es en el sistema de progresión. Debo confesar que Dragon Age Inquisition se siente como un juego lineal durante las primeras 15 horas de juego. Después de avanzar en la historia, un suceso te otorgará acceso al mapa completo de Inquisition, explorable a través del Quest Map. Para acceder a nuevos territorios –y por ende, tareas– deberás obtener suficiente Power, un atributo ganado al completar misiones. Independientemente de la búsqueda de mejoras o características de los miembros de tu party –o en el juego, inquisición–, sentirás que Power es un sistema justo para promover la exploración de los territorios de Inquisition, que por cierto, están sumamente detallados. Las misiones acontecen en escenarios que van desde altas montañas, dunas desérticas, pantanos o bosques nevados; encima, cada locación cuenta con recompensas para los jugadores que inviertan más tiempo en explorar. Puede que al final no siempre reportes un saldo favorable –algunos miembros de tu inquisición pueden perecer durante el combate–, o que las recompensas no siempre estén a la altura de los costos del viaje, pero la majestuosidad y variedad de los escenarios siempre son satisfactorias.

 

Aunque de menor calidad, el sistema de combate también presenta novedades. BioWare introdujo una nueva cámara para el combate llamada Tactical View Mode, que permite, a modo de RTS, ordenar de forma anticipada las acciones de los miembros de tu party. La función permite preparar los combates de forma más minuciosa, pero su burda implementación la vuelven poco llamativa. En cierto modo, Tactical View Mode se antoja como una variable atractiva para el combate en tercera persona, que nuevamente permite cambiar entre los miembros de tu equipo de forma práctica y rápida. Si esperabas que BioWare implementara cambios sustanciales al gameplay, Inquisition se quedará corto con tus expectativas. Como sea, el sistema de juego tiene calidad suficiente para volverse a atractivo para los entusiastas de los juegos de rol hechos en Occidente.

 

Encima, Dragon Age Inquisition marca el debut de la serie en el terreno del multijugador en línea. Con más gloria que pena, BioWare implementó un modo multijugador en línea en el que es posible unir fuerzas con otros tres jugadores en misiones basadas en las tareas para un jugador. Aunque el modo pierde el atractivo más influyente de la serie –el sistema de decisiones–, cuenta con las mismas bases que hacen exitoso al juego para un jugador; la exploración de niveles está intacta, y las opciones de mejora de personajes son tan profundas como en la campaña. Particularmente no sentí atracción suficiente para dedicar más de tres horas al multijugador, pero sé que habrá quienes disfruten del modo.

 

 

La fantasía medieval que todos deberían jugar

 

Dragon Age Inquisition requiere paciencia y dedicación. Resulta curioso que ésa sea la barrera que lo separe de los jugadores casuales, pues Inquisition resulta una aventura tan satisfactoria que incluso una sesión de una hora de juego funciona como terapia antiestrés. Sus vastos y detallados escenarios, así como un sistema de combate que se aleja de la pasividad de los juegos de rol por turnos, hacen de Dragon Age Inquisition el mejor RPG del año.  

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