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The Last Guardian, primeras impresiones


“Justo como ICO y Shadow of the Colossus son juegos realmente únicos, The Last Guardian también es una experiencia como ninguna otra”.

por: Allan Vélez Allan Vélez

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Anoche, mientras jugaba The Last Guardian, pensaba en la carta que recibí junto con la copia para reseña que envió PlayStation a Paréntesis. “Tenía la intención de retomar y construir a partir de nuestra experiencia con ICO y Shadow of the Colossus, haciendo algo similar a un álbum de grandes éxitos”, señala Ueda en su misiva. Creo que el director de The Last Guardian explicó ya de la mejor forma posible su nuevo videojuego, logrado tras un accidentado desarrollo que demoró por siete años.

 

The Last Guardian es un videojuego de aventura y puzzle. En él se controla a un misterioso niño que es acompañado por una criatura alada, similar a un grifo, llamada Trico. Ambos desarollan una relación de compañía basada en la confianza mutua. Los primeros minutos de The Last Guardian tratan precisamente sobre confianza.

 

A lo largo del juego, el niño debe tratar de escapar de un castillo en el que se encuentra cautivo sin saber por qué. Trico es clave en el escape, pues su tamaño –sustancialmente más grande– y habilidades permiten que el niño alcance lugares que normalmente le resultarían inalcanzables. Prácticamente todo The Last Guardian trata sobre averiguar cómo hacer que Trico siga al niño. Y es justo ahí donde está el elemento único de The Last Guardian. Aunque mientras avanza el juego el niño aprende a dar órdenes a Trico, este se comporta como un animal salvaje medianamente domesticado. A veces obedecerá, a veces no lo hará. Otras veces encontrará su camino por sí mismo de forma inexplicable. Trico actúa como lo haría una mascota en la vida real, con todas las satisfacciones y frustraciones que esto significa.

 

Pero, es 2016 y es completamente entendible que el jugador que esta tarde lee Paréntesis o visita la PlayStation Store se encuentre con un videojuego del que probablemente no tenga más referencias que los tráilers presentados por PlayStation en E3 –¡desde 2009!– y PSX. Fumito Ueda trascendió como un desarrollador “de culto” por los títulos ICO, un videojuego de aventura y puzzle donde un chico llamado Ico trata de escapar de un castillo acompañado de una mujer llamada Yorda, y Shadow of the Colossus, un emotivo videojuego de acción sobre un guerrero que asesina 16 colosos para resucitar a una mujer. Los juegos de Ueda destacaron por su estilo visual, diseño y premisas, pero han sido criticados por sus controles “torpes” y ambigüedad en el desarrollo de sus tramas. The Last Guardian prácticamente repite estas características.

 

¿The Last Guardian es un juego divertido? Creo que no, sobre todo si se entiende que los videojuegos suelen ser experiencias donde el diseñador establece desde un inicio las reglas que el jugador debe acatar, y que en The Last Guardian estas no se asimilan sino hasta unas horas después de iniciado el juego. Eso no quiere decir que The Last Guardian sea un juego malo, todo lo contrario. De nuevo, cito la carta de Ueda: “Justo como ICO y Shadow of the Colossus son juegos realmente únicos, The Last Guardian también es una experiencia como ninguna otra”.

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